lunes, diciembre 24, 2007

Bolero de un amor pequeño



Fabiola era una adolescente que aparentaba una edad madura, no parecía tener 16 años. Usaba el pelo corto con un tinte azabache, sus facciones toscas y rectas le otorgaban un aire de seriedad y sus ojos otoñales de hojas secas una mirada melancólica. Sus compañeros la consideraban una adelantada en las materias del amor, aunque en su interior era una niña frágil y sensible.

Ella comenzó a tener problemas en el colegio, bajó sus calificaciones y mostraba una actitud apática y desganada, como si estuviera aburrida de las presiones de la vida.

La profesora Susana decidió llamar a su apoderada. Había descubierto una verdad que explicaba el drástico cambio de conducta de Fabiola.

La madre de Fabiola llegó temprano en la mañana a conversar con la profesora jefe.

Desde una silla de la oficina Fabiola observaba el lugar con la seguridad que iba a experimentar un momento desagradable.

La incomodidad y la tensión se sentía en la sala de atención de apoderados. La profesora jefe movía sus manos y la pasaba por su cabello. No sabía cual era la mejor manera de contar lo que sabía.

- Sabe señora María… tenemos problemas con su hija, ha bajado su rendimiento y cambiado su conducta- Dijo la profesora con un tono de voz implacable- Creemos saber cual es la razón de dicho cambio.

- Dígame qué pasa profesora, y no me asuste-dijo la madre angustiada.

- Su hija está saliendo con un enano.

-Fabiola comenzó a susurrar su llanto, las lagrimas brotaban de sus ojos, ella se las secaba con la manga de su camisa blanca.

-¿Con un enano de circo?- repitió la madre totalmente descontrolada.

- No señora María, con una persona de baja estatura, cerca del metro cincuenta- La profesora exageró la altura para calmar a la madre.

- Pero eso no es lo peor señora María… ese hombre pequeño es mayor de edad.

-¿Cuántos años tiene?- dijo la madre levantando la voz

- 30 años… pero eso no es lo más grave.

-¿Qué más grave puede haber?

- Es que... ese hombre sufre de vejez prematura, aparente unos 45 años.

- Chiquilla de mierda, cómo me puedes hacer eso- dijo la madre estallando en llanto.

-Cálmese señora.

- Cómo me pide que me calme si mi hija se metió con un vejestorio en miniatura.

- No es un vejestorio- replicó Fabiola- Es el hombre que amo.

- Cállate mocosa.

- Pedro me hizo mujer, me dio cariño, cosa que tú nunca hiciste.

- Chiquilla de porquería… nunca más volverás a ver la luz de sol, te voy a quitar el celular, y el computador, solo irás de la casa al colegio.

- Eso es lo que tú crees mamá.

- Por favor calmémonos- dijo la profesoras tratando de poner cordura y serenidad. La profesora Susana esperó que Fabiola y su madre dejaran de llorar para continuar hablando- mira Fabiola, lo único que tú puedes hacer es dejar a ese hombre, si no lo haces me veré en la obligación de denunciarlo a la policía y se irá preso, por estupro y abuso de menores. ¿Tú sabes como reciben los internos a esos reos?

-Sí profesora, sé.

¿Tú quieres que le suceda eso?

- No quiero.

Entonces tendrás que dejarlo y no verlo nunca más. Si lo vemos rondando el colegio lo denunciaremos.

La profesora se sintió más tranquila y aliviada al contar la verdad. Contempló el llanto de sus acompañantes, deseó llorar pero se aguantó y despido a la madre y a su hija esperando no volver a verla nunca más.

martes, diciembre 11, 2007

Animal Planet



Terminado el festín contemplo el horizonte.


Un animal hastiado de la sangre
se revuelca en el lodo para sentir
el instinto del depredador
inhalar el ardor de la maleza
contener el ímpetu en la espera.
su mirada penetrante que marcha
deviene en velocidad, musculatura y polvo,
sus dientes clavados en la carne.


al despertar por la vorágine de la selva
¿cómo te explico que te quiero?