miércoles, diciembre 06, 2006

Hétero Curioso


Después de tomar una taza de té y unas tostadas con mermelada frente al televisor del 29 pulgadas, un joven Padre apagó el reproductor de dvd y recogió un video en vivo de Depeche Mode de la bandeja de discos, lo acomodó en un estante y se volvió a sentar. Con voz severa llamó a su hijo para que se presentara en la sala de estar de la casa.

El atardecer ganaba espacio dejando en penumbras el living, pero el Padre permaneció sentado en su sillón sin inmutarse.

- Rubén ven por favor- volvió a repetir el padre, con una voz más descompuesta que la anterior.

El crujir de los escalones de madera delató la presencia presurosa del adolescente.

- Rubén prende la luz por favor- dijo el Padre.

El joven alzó su mano y apretó el interruptor, las penumbras de la sala desaparecieron y el rictus frío y distante del progenitor se presentó como una advertencia que era imposible ignorar.

- Rubén me han llamado del colegio por un asunto muy grave.

La cara del adolescente se desfiguró, su temor se podía sentir como un olor apestoso. Rubén bajó la mirada, sus ojos se cristalizaron al punto de derramar una lagrimar, tenía un nudo en la garganta, él quiso explicarle todo a su padre pero las palabras no salieron de su boca, nuevamente intentó hablar pero gimió guturalmente y su voz se estancó en un silencio.

- Hijo quiero que me expliques.

- Si Papá es que … a ver …


- No mejor déjame hablar- interrumpió el padre- tu profesor me citó y me contó que el inspector te pilló en una situación muy comprometedora con un compañero de curso, ¿es verdad?

- Si, pero, yo sólo…


- Sólo qué – gritó el Padre- por la chucha, así que besabas y el tocabas el trasero de tu compañero.

- Si Papá, déjame explicarte…


- Qué me vas a explicar, que tengo un hijo maricón.

- Papá no soy maricón- gritó Rubén entre sollozos.
- ¿Qué eres entonces hueón? explícame.

- Soy hetero curioso- argumentó nerviosamente Rubén.


- Qué es esa huea- dijo el desconcertado Padre.

- Papá… yo sólo quería saber que se sentía, nada más- dijo el hijo con voz temblorosa.


- Ahora entiendo muchas cosas. Mentiroso… por eso te disfrazaste de mujer en hallowen, me mentiste diciendo que solo era una broma, Maricón.

- Era una broma- contestó seguro el joven, tratando de parar sus lagrimas.

El silencio se apoderó de la sala, padre e hijo solo se miraban de reojo, ninguno se atrevía a observar los ojos del otro, no se aventuraban a iniciar nuevamente la conversación, sabían que podían decir cosas que los dañarían. Pero fue inevitable tenían que continuar, el Padre no podía guardar toda la rabia que poseía en su alma.

- Mira pendejo, no te quiero ver salir más con hombres, si vas a cruzar la puerta de esta casa va a ser con una mujer.

- Pero Papá no puedes hacerme eso- reclamó Rubén.


- Claro que puedo y ahora sólo te vas a dedicar a estudiar.

- Pero como me vas a hacer esto, no me puedes tener encerrado por toda la vida.


- Tú te lo buscaste, ahora ni pienses que te voy a dejar mi colección de vinilo de Morrisey, The Smith y David Bowie.

- Puta Papá tú me lo prometiste.


- Pero nunca pensé que tenías gustos desviados.

- Rubén anda a tu pieza y tráeme tus discos de Madonna y Kylie Minogue- ordenó su padre- Además se cancelan tus idas a la Blondie y a la Bale-duc.


- Puta la huea, que eres maricón- gritó enrabiado el adolescente- sin obedecer su orden.

- Y te vas a vestir como caballero, nada de ropa ajustada, ni negra- recriminó el padre en tono autoritario.


- Vestir como un nerd ni cagando viejo cartucho.

- A quién le vienes a faltar el respeto pendejo de mierda- gritó desafiante el adulto.

La mano del Padre salió bruscamente del costado derecho de su cuerpo, extendidos sus dedos a todo su ancho, con una velocidad inesperada se desplazó de abajo hacia arriba para dar en la mejilla del histérico y conmocionado adolescente, con un sonido seco y demoledor puso fin a la discusión. La mejilla quedó colorada por el impacto, Rubén estupefacto no supo como reaccionar, por algunos segundos se quedó inmóvil frente a su Padre, hasta que las lágrimas volvieron a sus ojos.

-Sube a tu pieza estás castigado - dijo su Padre- mientras Rubén subía a su habitación.