jueves, marzo 27, 2008

Carcacha devil rock and roll (Parte III)


Muchas veces había carreteado en el Quisco, pero hoy me sentía ajeno al lugar, el pueblo está distinto, crecieron un par de edificios y hoteles. Las personas flotan por las calles como globos gigantes, encandilados por el brillo decrépito de los neones de los antiguos locales comerciales, parecía un cumpleaños, pero sin el ruido y el alboroto de esas fiestas. Los niños abarrotan los videos juegos, mientras las familias pasean alrededor de una angosta plazoleta que se ubica al costado del camino principal para observar a los artistas callejeros, en su mayoría adolescentes payasos y malabaristas que se disputan el dinero de sus fugaces espectadores. Los Pub´s y las fuentes de soda están con sus mezas copadas. La noche recién comienza y me siento aburrido, la pendiente de la calzada nos empuja hacia la playa. Se observa más vigilancia policial que años anteriores, la policía deambulan en sus patrulla, además se han sumado unos gallardos caballos, con petos de color verde, los cuales junto a sus jinetes están encargados de custodiar la tranquilidad del balneario, especialmente de la playa.

Las botillerías están rodeadas por manadas de jóvenes que piden dinero para financiar el ron Silver o la garrafa de vino tinto. Los turistas responden con indiferencia entregando monedas solitarias, no por solidaridad, ni mucho menos por simpatía, sino por un vago temor hacia la apariencia de estos jóvenes peregrinos. Entramos los cuatro a la botillería, juntamos una luca y media por nuca, compramos dos botellas de pisco y dos cervezas y un par de vasos plásticos. Salimos sin mirar a nadie, ignorando a quienes nos pedían dinero, sin importar que fuera una hermosa chica punk de cabellos rojos, melena descuidada y un aro en la nariz o la más ardiente de las hippies.

Nos acercamos al paseo peatonal, y desde ahí observamos la playa, está alucinante, concurrida y viva, ya en la arena contemplamos el gentío, esto era lo que buscábamos, cerca de trescientas personas que carretean apiladas en grupos de diferentes tamaños, estratos sociales, creencias y tendencia musical, en las penumbras se escuchan gritos, minas chillando y canciones entonadas como solo el alcohol puede hacerlo. Un piño de imberbes borrachos sé taclean como en un partido de rugby, sus cuerpos yacen en la arena por algunos segundo mientras recuperan el equilibrio, entre risas se reincorporan lentamente a la juerga. Caminamos entre las personas, el olor a paraguayo se cruza en nuestro camino como un desagradable incienso que busca purificar nuestras almas. Cuando le veo el rostro a algún Lana borracho siento desagrado por ellos, son como chimeneas de fábricas humanas que hacen ruidos desagradables, levantan humo, usurpándole espacio a la playa y ensuciando el mar con sus colillas y botellas vacías. Buscamos entre la gente un potencial grupo de minas con las cuales podamos conversar, y pasar un buen rato.

El Santos motiva al Chamo para que invite a una minas a beber con nosotros, él después de hacerse de rogar un rato parte convencido hacia un grupo de ricas señoritas. Mientras el Chamo camina, me cuestiono -¿Qué mina en sus cinco sentido aceptaría la invitación de nuestro anacrónico galán de ropa americana? ¿Alguna señorita se dejaría seducir por un joven de camisa floreada, jeans con pinzas y zapatillas blancas?- la negativa de esas mujeres entierra nuestra pocas aspiraciones libidinosas en este cementerio de granito.

(Pienso en unos versos:
“acogedor desencanto destiérrame de tus sagrados terruños, la frialdad e insipidez se vuelve insoportable, cada mujer que pasa es una cruz y su desprecio una lapida”. ¿no hay flores en este campo santo?. Puta que gay el pensamiento, parece que estoy crítico)

-Santos, ¡destapa una cerveza!

-Que sean dos – ordena Paletón.

-Si hay que apurarse por que a las dos los pacos empiezan a hueviar- comenta el Chamo mientras se empina una cerveza.

-calma son recién las doce.

Bebemos cerveza y pisco, miramos el mar, sentados en la arena conversamos.

Una brisa fría entra por mi espalda, provocando escalofrío en todo mi cuerpo. El Chamo se para a mear, su silueta parece una boya que se mece al ritmo de la marea. Avanzo hacia las olas, el mar ejerce una extraña fuerza hipnótica, mis recuerdos se rebelan en una angustiosa vorágine, el rostro de mi Ex reflejado en le agua me descompone, el sonido del mar pronuncia su nombre. Parado a la orilla del mar comencé a dibujar con orina su nombre en la arena, contorneando las caderas, mí bolígrafo transcribe en redonda letra manuscrita, ¡Graciela!. Hasta ese momento no me había dado cuenta lo fuerte que me golpeo su amor, sé que no la amo, pero eso ahora no parece importar, por suerte las olas se encargaran de borrar su recuerdo una y otra vez hasta no dejar nada.

Paletón, -quién estudia química en la Universidad Católica-, prepara unos combinados que queman la garganta, pensamos que él es la persona más indicada para calcular el volumen del alcohol en nuestra sangre. De vez en cuando detenemos nuestra conversación para observar si pasa un grupo de féminas para conversar y en el peor de los casos si aparecen los pacos. Se acaba el licor, y todo sigue igual, a excepción de nuestro valor.

El panorama es caótico, gente delirando por todas partes, caminan como si las playa se los quisiera tragar. El Chamo esta horrorizado con la posibilidad de caer en cana, y más si es por ebriedad, seria una mancha para la honra de su familia. Un patrulla pasea por la calle del mirador iluminando el sector de la playa con un potente foco, los pacos se dejan caer con sus caballos, correteando a las tribus fuera del lugar, la Yuta aprovecha de fiscalizar la lucidez de los jóvenes que se cruzan en su camino, buscando los pertrechos etílicos y alucinógenos. Los pacos hacen vista gorda, solo detienen a los odiosos y a los que no pueden mover el culo fuera de la playa. El rostro de Chamo esta rígido, tenso y asustado, nos pide que salgamos del lugar, el Santos lo molesta contándole historias de lo que nos pasaría si fuésemos detenidos.

-Chamo si nos detienen y no tenemos plata para la fianza, nos envían a la cárcel de Quinteros, pasamos todo el fin de semana en cana.- dice el Santos.

- no hueeviis, no tengo plata- dice el Chamo.

La playa se encuentra revolucionada por el desalojo de los jóvenes, llegó la policía, hay un par de detenidos, gritos, aglomeraciones de curiosos y uno que otro copete perdido en la arena. Situación que aumenta el miedo del Chamo, Paletón lo mira y se caga de la risa, le dice que se calme. Cruzamos entre la multitud directo hacia la botillería, decididos como asesinos a sueldo. Compramos otra botella de pisco Cochiguaz de 50º grados y una coca-cola. Nos retiramos preguntando a quien se nos atraviesa en el camino, ¿Dónde podemos carretear después de las dos?. La respuesta era siempre la misma, la playa de las conchitas y el bosque de Pino mar. Vamos al bosque Pino mar.

jueves, marzo 20, 2008

Carcacha devil rock and roll (Parte II)


El Santiago al que todo llamábamos Santos, se detiene al frente de la puerta de la cabaña, nos observa, su mirada deja de manifiesto un descontento, su manera de rechazar la realidad es arrugando el ceño, detrás de sus ojos y de su accionar sereno se podía sentir el conflicto de un alma golpeada por los fracasos de sus propias imágenes no cumplidas, pero hay algo claro en él, y es que no está dispuesto a claudicar.

El culpable de nuestra decepción ocular era el Chamo, mejor dicho la culpa era nuestra por delegar esa misión en una persona como él, ¿se pueden confiar tareas de importancia en un fanático de la metafísica , el i ching y todas esas tonteras esotéricas de medio tiempo?, ¡ la respuesta es No! uno no puede confiar en nadie que proclama a los cuatro vientos que su gran reto en la vida era encontrar una mina que se acomodara a sus manuales esotéricos, que lo acompañe a sus sesiones y esté dispuesta a contemplar los cerros cuando el sol se pone, con una taza de café humeando en su manos, sentado en el balcón de su espaciosa casa.

Siento que estamos en presencia del paraíso de los abuelos deseosos por conocer a Dios en vivo y en directo, es el lugar más parecido al nirvana del aburrimiento. Nuestro refugio de verano está rodeado por un albergue de Monjas, un sitio eriazo repleto de escombro y de un acantilado donde las personas tiran su basura, el cual nos separa de la carretera que conecta todo el Litoral.

Entramos en la cabaña. El Chamo se instala en una pieza con Santos, quedando la pieza contigua para Pedro y para mí. El interior de la cabaña no está tan mal como pensábamos, el comedor es acogedor, los sillones de mimbre son cómodos, posee una mesa pequeña y lo principal es que no cojea, unos jarros de cerveza, un refrigerador que enfría y una buena cocina. Recorrimos toda la casa, buscamos algo sin saber a ciencia cierta lo que es, intruseamos todos los rincones, abrimos un closet cerrado con un candado y en su interior encontramos una vieja Televisión en blanco y negro, en nuestro rostro se esboza un sonrisa, ahora podríamos amenizar nuestras tardes viendo por televisión nuestro programas favoritos.

Ya instalados en el living, el cual también es comedor y cocina, encendemos la radio, nos miramos y no decimos nada. A pesar de la leve alegría provocada por el descubrimiento del televisor, el aire saca chispas, se puede sentir la frustración en el ambiente. El Santos en un arrebato comienza a lanzar chuchadas y a maldecir. Para evitar una situación desagradable me levanto y digo – ¿voy a comprar cervezas?-.

-Hagamos unas monedas- murmuro Paletón.

-¡Si… no hay nada que no pueda solucionar un poco de alcohol!- digo alegremente.

-Roberto, ¡yo te acompaño!- dice el Santos despojando el dinero de las manos de Paletón.

Partimos con el Santos, caminamos por unos minutos y no encontramos ninguna botillería, el Santos me mira y me dice Preocupado -Beto hueón, no hay Botillería-. Le preguntamos a una señora donde queda la botillería, nos contesta con voz puritana pero gentil, “la comunidad de Punta de Tralca decreto ley seca para este balneario”, Nuestros rostros se caen al suelo. Damos la vuelta, de regreso y para colmo de males no divisamos ninguna mina rica. Durante la tarde no hicimos otra cosa que lamentarnos por caer en el infierno chino del ocio, en el centro orgiástico de los retiros espirituales de los abuelitos de la diócesis de la región metropolitana. Las habitaciones se llenaron de risas y sarcasmo, vomitamos compulsivamente toda la ironía que podía contener nuestras mentes.

Santos aprovechando un breve silencio, invoca sus poderes, agita el aire, mira al grupo y dice.

- Quizás estas no sean las mejores vacaciones, pero serán las más oscuras.-

Me cago de la risa, pero el Santos, me dice –Beto, es verdad, estas vacaciones serán las más oscura de todas, confía en mí-Según el Santos estas palabras quedaran marcadas en nuestras memorias.

Es media tarde, me escapo un rato a la playa, necesito estar sólo, sentado en la arena contemplo el pasional movimiento del mar, este lanza todo lo ajeno a la orilla, la fuerza del océano pacifico como de costumbre suele devenir en las apacibles caricias de sus olas, celebro el brillo de los últimos rayos del sol que atraviesan las nubes que comienzan a cubrir el cielo, mis ojos son testigo de un pequeño paraíso, frágil como gaviota en vuelo, llenan mi ser de una confianza que no acostumbro, por unos minutos pienso que todo funciona a nuestro favor. Pamplinas tengo sed, quiero una cerveza.

Llego a la casa, todos me miran extrañados por mi salida, la mejor manera que encuentro para salir del paso es contarle un descubrimiento que hice cuando volvía de la playa.

- ¿Muchachos saben porqué Punta de Tralca está en ley Seca?

- ¡No sabemos!-responden mis amigos.

- Bueno les cuento.

Entré a un local a comprar algo para comer y observo que un caballero se esta tomando una cerveza, me acerco y le pregunto donde la compró, -el me dice ahí en el mesón-, me acerque al mesón y le pido una Escudo.

-¿Es para servir o para llevar?- Dice en encargado.

- Para llevar- respondí.

-Disculpe caballero sólo vendemos para servir.

- ¿Por qué?.

- Lo que pasa es que en Punta de Tralca se decreto Ley Seca.

-¿Y qué pasó?

Hace dos años atrás mataron de unas puñaladas al hijo del dueño de esta fuente de soda, y el caballero es concejal de esta comuna, y fue tal el impacto público que causó el asesinato, que se decretó ésta ordenanza municipal.

-¿Pero igual venden cerveza aquí?- dije, el encargado del mesón me dijo que sí vendían, ¡pero sólo para servir!, así que pedí una cerveza chica.

El objetivo de nuestro viaje era el reventón, a eso veníamos y eso queríamos hacer, siempre había sido así, y esto no iba a cambiar hoy. Después de comer, nos pusimos a meditar, y acordamos que la única solución para encontrar un buen carrete era tomar una micro y marcharnos al Quisco.

viernes, marzo 14, 2008

Carcacha devil rock and roll (Parte I)


Este es el segundo año que viajo junto a unos amigos al balneario del Quisco, -fue una tradición que comenzamos al salir del liceo-, pero este verano, el del 96, se presentan más complicaciones que las habituales para planificar el viaje. Los principales obstáculos son el precio del alojamiento, el cual subió desproporcionadamente, además gran parte de mis camaradas encuentran excusas inverosímiles para justificar su ausencia en esta travesía. Realmente este último factor no me interesa demasiado, la mayoría de ellos sólo representan el medio más cómodo y honesto para conseguir una buen precio por una cabaña a la orilla del mar. Su amistad es la catapulta que me permite escapar del aburrimiento de las calurosas tardes en nuestra amada comuna.

Inesperadamente y sin mucho esfuerzo conseguimos una pequeña cabaña en Punta de Tralca, gracias a la voluntad religiosa de la madre de Gerardo, ella poseía muchos contactos ya que era dueña de un video club, supongo que les rebajaba las películas religiosas a los Hermanos Evangélicos o algo por el estilo. Por eso todos estimamos al Gerardo, al cual todo llamamos Chamo, porque su infancia la vivió en tierras Venezolanas, como dije a través del Chamo podíamos conseguir muchas cosas especialmente películas XXX, incluso trabajé como vendedor en el video club Sky.

Según el Chamo la cabaña cuenta con todo lo que necesitamos para nuestra estadía y con el precio más bajo del mercado, su único defecto es que se encuentra un poco alejada de la playa.

Cuando llegamos a cerrar el trato, me doy cuenta que estamos negociando con unos viejitos súper conservadores, colocamos cara de comunión, y castos recibimos las indicaciones y las llaves. El trabajo sucio estaba listo. En estos momentos en lo único que pienso es en el mar, los bikinis y sentarme en la arena con la única preocupación de satisfacer mis mundanos placeres, beber cerveza y enamorarme cada noches de una chica distinta, cosa que sé que es imposible para alguien de mis características, pero con una sola noche de fogoso romance en compañía de una delicada dama, me daría con una piedra en el pecho.

Nos juntamos en la plaza de Peñaflor a las nueve de la mañana, para variar el Chamo fue el primero en llegar, lo secundó el Pedro, el último en llegar fue el Santiago con su Padre, el cual nos llevaría hasta la playa. Al principio todo fue silencio pero a medida que avanzamos por la carretera comenzamos a actuar como niños con juguete nuevo, nuestro rostros están marcados por la emoción, a pesar que sus miradas dicen otra cosa, en mí interior tengo la leve sensación que todos leíamos entre líneas el itinerario de nuestro destino, me imagino a mis compañeros caminando por las calles polvorientas en busca de un cerro, sus zapatillas levantando polvo, cada paso de ellos acarrea el lastre de la mañana y el peso de sus mochila hace que el aire les raspe las gargantas, pero a pesar de la carga, ellos viajan con la frente en alto.

Compramos pasteles a las palomitas de Melipilla, el padre del Santo coloca un disco de Leonardo Favio. Tarareamos sus canciones mientras miramos concentrados el paisaje que pasa rápido frente a nuestros ojos, compartiendo la música, el silencio y algo más, que nunca podré descifrar.

Pedro, al que todos llamábamos Paletón, (nunca he sabido por qué) hurga en su mochila verificando si lleva sus disco favoritos, él es un correcto cristiano y admirador incondicional de los Beatles (es una enciclopedia ambulante del grupo de Liverpool) y del rock clásico del tipo de Led Zepelin. Mira hacia fuera, trata de afinar su guitarra, saca improvisadas melodías y vuelve a mirar hacia afuera, supongo que piensa en su polola, creo que su mente busca establecer cuales serán los limites para desenvolverse en la comunidad y no traicionar la confianza de su compañera, porque siempre le hacemos burlas por su macaveismo, según mi distante impresión ella más que ardiente romance le otorga la seguridad que le es negada a los hijos de padres separados, al fin y al cabo yo sé que Paletón será fiel, y sólo alucina con la idea de tocar la guitarra para una pequeña audiencia de hippies.

Llegamos a la Playa, al medio día del lunes, el sol cae avasallador sobre nuestras cabezas, es un bello día, transpiro ansiedad por instalarnos pronto y disfrutar de las bondades del mar. Grande es nuestra sorpresa al conocer la ubicación de las cabañas. Parecen un pobre poblado del viejo oeste, un lugar de paso para bandidos y vaqueros, el padre del Santiago nos deja afuera del villorrio, bajamos nuestro equipaje de la camioneta y nos despedimos de él. Buscamos la numeración de la cabaña, caminamos como los malvados de las películas de cowboys con las petacas a cuestas, orgullosos de nada, sin malos ni buenos, solo feos, deslizándonos por una pequeña calle que divide las edificaciones en oriente y poniente. El Pedro mira a los ojos al Chamo, él agacha la cabeza como si se sintiera culpable de algo, culpable de estar aquí, de traernos a este lugar.

sábado, marzo 08, 2008

"La Mujer y la Educación"



" Emancipar al hombre no es emancipar
a la humanidad; emancipad a la mujer
y habréis emancipado a la humanidad"



Siempre se nos dice que nuestra inferioridad mental es un hecho, que nuestra debilidad es manifiesta. Y basados en estos sofísticos argumentos, pesa sobre nosotras la tiranía masculina, mas pesada que el yugo de la esclavitud que arrastraban las siervas de la Edad Media.


Si bien es verdad que nuestra debilidad es evidente, no es menos cierto que de nuestra educación e instrucción se ha descuidado siempre, causa que justifica esa inferioridad intelectual en los presentes momentos, y por consiguiente, esa debilidad trivial e nosotras; pero esto no es que nuestra masa encefálica sea más reducida que la del hombre, pues demasiado sabemos que opiniones autorizadas de célebres fisiólogos y antropólogos han dado al traste con estas rancias teorías de los enemigos de la emancipación de la mujer. Si la ciencia, la literatura y las artes cuentan sólo en sus filas con un pequeño número de mujeres, es porque al hombre se le ha colocado en un medio superior a de la mujer, y es lógico resultado que la intelectualidad de la mujer resulte inferior, pues esa diferencia de medio lo determina; pero de ningún modo equivale a afirmar que el cerebro femenino sea menos apto para abarcar los dominios de la ciencia, pues si hacemos la antítesis de lo que hasta hoy se ha hecho, poniendo en idénticas condiciones de medio a ambos sexos, esa inferioridad injustamente atribuida a la mujer desaparecerá y junto con esto, se hundirá la hegemonía, el yugo masculino que nos hace esclavas.


Mientras más se obstaculice la instrucción y educación de la mujer, mas tardará y hará imposible implantar la sociedad libre que tanto anhelamos, objeto de nuestros amores y sacrificios. Tratemos de realizar lo que tan acertadamente señaló Condercet:


Cuando se instruye a un niños, se prepara un hombre instruido; pero cuando se instruye a una niña, se elabora la instrucción de una familia; y nada hay más lógico que esto, puesto que es la mujer la que cultiva la educación de sus pequeñuelos cuando se hace madre.


Si, es verdad queremos que la felicidad sea un hecho, que la tiranías se acaben, que el baluarte de los zánganos caiga hecho trizas; emancipad a la mujer arrancando esa venda patriótica que pervierte sus sentimientos morales, romped el velo fatídico del fanatismo religioso que las idiotiza y habréis roto los puntales que sostienen esta sociedad aborto del crimen."



Periódico Verba Roja. Chile 1920. Mujeres anarquistas del 1900.
Isolina Borquez.

Un Saludo a todas las mujeres que conozco, con las cuales trabajo y con las que he compartido un pequeño pedazo de mi vida y no olvidar a todas la blogueras guapas que visitan este Humilde Blog.