Después del trabajo Jorge, Gonzalo, Javier y Esteban se dirigieron a un bar de plaza Nuñoa. Pidieron un pitcher y unas empanaditas de queso. El lugar comenzaba a colmarse de parroquianos. Era fin de mes y se notaba que la gente estaba ávida de diversión. Los cuatro compañeros de trabajo se tomaron el pitcher y se devoraron las empanadas de queso sin realizar comentarios. Volvieron a pedir una nueva ronda de cerveza y empanadas. En el budlitzer sonaba una canción desconocida, que hablaba de ligues y diversión. Esteban observó a su alrededor como un joven tomaba cerveza y escribía algo en una pequeña libreta de color negro, él suponía que debía estar esperando a su novia y para matar el tiempo escribía un poema o unos de esos tristes pensamientos que hablan de la vida, el amor y que tanto le gusta a las mujeres. Esteban pensaba en Ximena y el por qué de su tensa relación, a veces le gustaría ser como el muchacho de la libreta negra y empapelarle la pieza con versos románticos, pero no puede.
Soltó el primer botón de su camisa y se sacó la corbata. Gonzalo se levantó de su asiento, va donde la mesera y le pidió dos pitchers, pero esta vez sin empanaditas. Gonzalo debería estar en casa, le había prometido a su señora que el viernes irían al supermercado a hacer las compras y después prepararían una rica cena. Pero no pudo resistir la tentación y aceptó la invitación de sus compañeros de trabajo.
Javier observaba al Gonzalo como servía los vasos, Javier no tenía nada mejor que hacer que tomar cerveza, a él le importaba poco si era con sus compañeros de trabajo o si estaba solo en casa viendo videos mientras comía galletas y degustaba una copa de vino. Él era un tipo raro, podría pasar meses encerrado en su departamento navegando en Internet.
Casi se tomó el vaso al seco, Jorge siempre hacía lo mismo, acostumbraba a ser el primero en emborracharse. Después que la cerveza llegaba a su cabeza comenzaba a hablar de fútbol y recordaba sus tiempos en que era una estrella del balompies. Jorge había jugado en las divisiones inferiores de la Unión Española, y fue una especie de héroe de su población, ahora jugaba en la tercera serie de un club de barrio de la Florida y no podía ocultar su prominente barriga.
Gonzalo le dijo a Jorge que podrían organizar un asado con la gente de la oficina, Esteban les preguntó sin iban a invitar a las minas del departamento de finanzas o serian sólo los cuatro con sus respectivas parejas, Gonzalo le contestó que sólo los amigos de la oficina, ósea ellos cuatro, talvez el negro Julio y el chico Sarmiento, y todos con pareja. Alusión afectaba directamente a Javier. Nadie dudaba de su sexualidad, (tampoco nadie dudaba que tenia un carácter de mierda, difícil de comprender) de hecho Javier era famoso por una anécdota que se desarrolló en un complejo recreativo cuando se efectuaron actividades deportivas del aniversario de la empresa, en esa ocasión se folló a la Karina unas de las minas más rica de la firma, Javier sin decir palabra sólo con su atractiva y picara sonrisa, tomó de la mano a Karina y la llevó a un camarín, cerró la puerta y tuvieron sexo, la gente que pasaba por el lugar se alejaba ruborizada por los gemidos de la mujer, después vieron salir a Javier del camarín sin inmutarse, en cambió Karina casi se murió de la vergüenza. Al recordar ese episodio de la vida de Javier, todos se rieron, menos él. Jorge le golpeó la espalda y le dijo buena campeón, mientras bebía los últimos sorbos de su vaso. Javier los sorprendió a todos, se levantó de su asiento y con voz firme dijo: señorita me trae otro pitcher.
Él pensaba que Ximena pronto se iría de casa si no hacía algo para detenerla. Esteban tenía claro que debía cambiar pero no sabía como,era cierto, ya no era un jovenzuelo que tiene toda la vida por delante, acababa de cumplir treinta uno y la gente de su entorno siempre le preguntaba cuando se iba a casar con esa adorable mujer que siempre lo acompaña. Hay algo que Esteban sabe con certeza y es que no quiere casarse, pero también esta seguro que no quiere dejar a Ximena. Él bebía su cerveza y buscaba al joven de la libreta negra, este no es encontraba por ningún lado, parece que se había ido.
Jorge ya borracho contó como una vez le hizo tres goles a Colo-Colo, levantaba las manos, gesticulaba, y volvía a repetir, “yo le hice tres goles al Colo, al mismísimo Ariel Salas, ese que jugaba en esa famosa sub. 17 de Chile que fue tercera en el mundial infantil de Japón, la de Neira y Rozental”. Gonzalo lo miró resignado y se preguntaba quién chucha era Ariel Salas. Javier escuchó el futbolístico monólogo de Jorge y al mismo tiempo coqueteó con una señorita que estaba sentada en la mesa del frente. Javier vuelve a sorprenderlo a todos por segunda vez en la noche, se levantó decidido de su asiento, alzó la mano y dijo: ¡señorita mesera me trae otro pitcher por favor! .
Para cambiar el tema del fútbol y de las hazañas deportivas del Jorge, Gonzalo comenzó a hablar de la Susanita y de lo rica que era. Susana Mardones era la mujer más linda de la oficina, tenía un cuerpo descomunal, un largo pelo castaño que siempre llevaba tomado y acostumbraba usar vestido de colores, que dejaban al descubierto su graciosa figura. Esteban movió las manos dibujando en el aire un trasero hermoso y comentó las cualidades anatómicas del culo de la Susana, según él ese trasero era para quererlo toda una noche. Con un vaso en una mano y con un cigarro balanceándose entre sus dedos Jorge vociferaba que él le haría cinco goles en una noche a la Susanita, y no serian goles feos como los de un principiante sino que serían golazos dignos del Matador Salas. Gonzalo se cagó de la risa del comentario. El Javier con indiferencia dice que la Susana no es solo un poto, que también tiene un cuerpo hermoso, además era inteligente, que una mina como esa ofrecía una serie de posibilidades de diversión y placer. El Jorge se rió de él y le dijo, “buena, vos él más hablador y sociable”. Javier le respondió diciendo que él era el único que tenía ciertas posibilidades de tener un romance con la Susana, Esteban se defendió diciendo que también él era el único soltero. Javier argumentó: “no se trata de eso, cuando estar casado ha sido un impedimento para meterse con una mujer exquisita como esa”. Todos quedaron en silencio por unos largos segundos. Tomó un sorbo largo y volvió a prender otro cigarrillo, Jorge se reclinó en su asiento y le dijo directamente a la cara de Javier, “mira en esto de minas tú eres como Marcelo Corrales, un goleador de equipo chico (Coquimbo Unido) y yo soy como Ronaldo, gordito pero un fenómeno, un galáctico”, y comenzó a reírse como un condenado, los demás también se rieron, hasta Javier.
Soltó el primer botón de su camisa y se sacó la corbata. Gonzalo se levantó de su asiento, va donde la mesera y le pidió dos pitchers, pero esta vez sin empanaditas. Gonzalo debería estar en casa, le había prometido a su señora que el viernes irían al supermercado a hacer las compras y después prepararían una rica cena. Pero no pudo resistir la tentación y aceptó la invitación de sus compañeros de trabajo.
Javier observaba al Gonzalo como servía los vasos, Javier no tenía nada mejor que hacer que tomar cerveza, a él le importaba poco si era con sus compañeros de trabajo o si estaba solo en casa viendo videos mientras comía galletas y degustaba una copa de vino. Él era un tipo raro, podría pasar meses encerrado en su departamento navegando en Internet.
Casi se tomó el vaso al seco, Jorge siempre hacía lo mismo, acostumbraba a ser el primero en emborracharse. Después que la cerveza llegaba a su cabeza comenzaba a hablar de fútbol y recordaba sus tiempos en que era una estrella del balompies. Jorge había jugado en las divisiones inferiores de la Unión Española, y fue una especie de héroe de su población, ahora jugaba en la tercera serie de un club de barrio de la Florida y no podía ocultar su prominente barriga.
Gonzalo le dijo a Jorge que podrían organizar un asado con la gente de la oficina, Esteban les preguntó sin iban a invitar a las minas del departamento de finanzas o serian sólo los cuatro con sus respectivas parejas, Gonzalo le contestó que sólo los amigos de la oficina, ósea ellos cuatro, talvez el negro Julio y el chico Sarmiento, y todos con pareja. Alusión afectaba directamente a Javier. Nadie dudaba de su sexualidad, (tampoco nadie dudaba que tenia un carácter de mierda, difícil de comprender) de hecho Javier era famoso por una anécdota que se desarrolló en un complejo recreativo cuando se efectuaron actividades deportivas del aniversario de la empresa, en esa ocasión se folló a la Karina unas de las minas más rica de la firma, Javier sin decir palabra sólo con su atractiva y picara sonrisa, tomó de la mano a Karina y la llevó a un camarín, cerró la puerta y tuvieron sexo, la gente que pasaba por el lugar se alejaba ruborizada por los gemidos de la mujer, después vieron salir a Javier del camarín sin inmutarse, en cambió Karina casi se murió de la vergüenza. Al recordar ese episodio de la vida de Javier, todos se rieron, menos él. Jorge le golpeó la espalda y le dijo buena campeón, mientras bebía los últimos sorbos de su vaso. Javier los sorprendió a todos, se levantó de su asiento y con voz firme dijo: señorita me trae otro pitcher.
Él pensaba que Ximena pronto se iría de casa si no hacía algo para detenerla. Esteban tenía claro que debía cambiar pero no sabía como,era cierto, ya no era un jovenzuelo que tiene toda la vida por delante, acababa de cumplir treinta uno y la gente de su entorno siempre le preguntaba cuando se iba a casar con esa adorable mujer que siempre lo acompaña. Hay algo que Esteban sabe con certeza y es que no quiere casarse, pero también esta seguro que no quiere dejar a Ximena. Él bebía su cerveza y buscaba al joven de la libreta negra, este no es encontraba por ningún lado, parece que se había ido.
Jorge ya borracho contó como una vez le hizo tres goles a Colo-Colo, levantaba las manos, gesticulaba, y volvía a repetir, “yo le hice tres goles al Colo, al mismísimo Ariel Salas, ese que jugaba en esa famosa sub. 17 de Chile que fue tercera en el mundial infantil de Japón, la de Neira y Rozental”. Gonzalo lo miró resignado y se preguntaba quién chucha era Ariel Salas. Javier escuchó el futbolístico monólogo de Jorge y al mismo tiempo coqueteó con una señorita que estaba sentada en la mesa del frente. Javier vuelve a sorprenderlo a todos por segunda vez en la noche, se levantó decidido de su asiento, alzó la mano y dijo: ¡señorita mesera me trae otro pitcher por favor! .
Para cambiar el tema del fútbol y de las hazañas deportivas del Jorge, Gonzalo comenzó a hablar de la Susanita y de lo rica que era. Susana Mardones era la mujer más linda de la oficina, tenía un cuerpo descomunal, un largo pelo castaño que siempre llevaba tomado y acostumbraba usar vestido de colores, que dejaban al descubierto su graciosa figura. Esteban movió las manos dibujando en el aire un trasero hermoso y comentó las cualidades anatómicas del culo de la Susana, según él ese trasero era para quererlo toda una noche. Con un vaso en una mano y con un cigarro balanceándose entre sus dedos Jorge vociferaba que él le haría cinco goles en una noche a la Susanita, y no serian goles feos como los de un principiante sino que serían golazos dignos del Matador Salas. Gonzalo se cagó de la risa del comentario. El Javier con indiferencia dice que la Susana no es solo un poto, que también tiene un cuerpo hermoso, además era inteligente, que una mina como esa ofrecía una serie de posibilidades de diversión y placer. El Jorge se rió de él y le dijo, “buena, vos él más hablador y sociable”. Javier le respondió diciendo que él era el único que tenía ciertas posibilidades de tener un romance con la Susana, Esteban se defendió diciendo que también él era el único soltero. Javier argumentó: “no se trata de eso, cuando estar casado ha sido un impedimento para meterse con una mujer exquisita como esa”. Todos quedaron en silencio por unos largos segundos. Tomó un sorbo largo y volvió a prender otro cigarrillo, Jorge se reclinó en su asiento y le dijo directamente a la cara de Javier, “mira en esto de minas tú eres como Marcelo Corrales, un goleador de equipo chico (Coquimbo Unido) y yo soy como Ronaldo, gordito pero un fenómeno, un galáctico”, y comenzó a reírse como un condenado, los demás también se rieron, hasta Javier.