Estoy en un rincón conversando con un grupo de alumnos, cuando se acerca la alumna Ángela Barriga, para hacerme una queja.
Ángela es una alumna modelo al interior del 3ºB, tiene un buen carácter, siempre se ve motivada por las actividades que se realizan en clases, no es muy brillante pero se esfuerza, es responsable. Aunque para los ojos del curso es una niña algo perna y aburrida, es como la miss evangélica del curso.
-Profe, un compañero me dijo un garabato, puede llamar al inspector- dice Ángela.
-¿y qué le dijo Ángela?- pregunto alarmado.
-me dijo hueona, profesor- dice ofendida.
-déjame tratar de arreglar este problema- digo.
- bueno Profesor.
-¿Quién fue?- pregunto.
-ese, el de gorro- dice Ángela señalando a su agresor.
Me traslado hacia el otro rincón de la sala, los alumnos están tranquilos, conversan, entre ellos esta el muchacho de gorro verde. Me acerco hacia él.
-¿usted le dijo un garabato a su compañera?
-no pasa profesor- contesta sorprendido el muchacho.
-¡Como que no, me dijiste un garabato!- interrumpe visiblemente molesta Ángela.
-! Que le ponis color Angi ¡ Contesta el muchacho del gorro.
-usted sabe que no es de caballero decirle garabatos a las señoritas, ¿porqué no le pide disculpas a su compañera y arreglamos este asunto?- digo tratando de zanjar el Problema
-Yo no voy a pedir disculpa Profesor- dice el muchacho de gorro verde.
-bueno, Ángela, si usted quiere valla a llamar al inspector- digo.
Tocan el timbre, el muchacho del gorro verde pesca sus cosas y se va, Ángela, visiblemente enojada, trata de resignarse, pero aún no se conforma,
- Profesor yo conozco jóvenes de veinte años y no se comportan así- dice Ángela.
-Ángela, los jóvenes a esta edad son así, inmaduros- digo tratando de consolarla.
-Profesor, estoy aburrida de este colegio, ya no aguanto a mis compañeros, son tan ordinarios- dice Ángela desconsolada.
- Trata de ignorarlos, y dedica tu tiempo a estudiar.
-Profesor, esta va a ser la última vez que aguanto que me insulten.
-Ángela, debes tratar de ignorar a ese joven, no puedes tomar esas cosas tan en serio, tómalo de quien vienen, hazte fuerte y no dejes que esas cosas te hagan daño, el mundo esta lleno de malos educados y no puedes discutir con todos.
-Pero na’ que ver que a uno lo insulten, -dice Ángela-.
- trata de conversar con él, y lleguen a un acuerdo de no agresión- digo.
-pero Profesor, a usted le gustaría que lo pasen insultando, ya me tiene harto ese cabro, yo no estoy acostumbrada a que me traten mal, en mi casa yo hago así (haciendo el gesto de chispear los dedos) y a este tipo lo despachan.
Qué quiere decir Ángela con “en mi casa yo hago así (gesto de chispear los dedos) y a este tipo lo despachan”. Que si el muchacho de gorro verde la vuelve a insultar vendrá un matón de su familia y le pondrá un par de puñaladas, o que un tipo de atuendo negro lo esperará en una esquina, caminará detrás de él y en el momento menos pensado, en plena calle, le pegara un balazo en la nuca, o en el mejor de los casos que traerá a un grupo de amigos y le darán una flor de paliza. Y sin el joven de gorro verde sólo quería llamar la atención de Ángela, porque esta locamente enamorado de ella, y como es medio limítrofe la única manera de hacerlo fue insultándola. Sí por estos garabatillos se desencadena un crimen, un crimen pasional, será culpa del amor, otra muerte motivada por una pasión incomprensible, o tal vez será por la incomunicación de una sociedad cada vez deshumanizada e ignorante. Si así ocurriera, la razón no importaría demasiado.
La afirmación de Ángela me deja en blanco, trato de pensar y en un segundo contesto, Ángela lo que debes hacer en conversar con él, trata de llegar a un arreglo y si eso no resulta debes conversar este problema con el inspector general o con el profesor jefe, más que eso no puedo hacer, en eso quedamos Ángela que este bien, adiós.
La hora de almuerzo no alcanza para nada, trago mi comida y tomo el libro de clases, voy a buscar las llaves de la sala 11 (mi sala por estos escaso días) cruzo por el patio entre las miradas y los saludos de los alumnos, esta situación me incomoda, cada día son más las personas que me saludan, y yo no hecho nada para provocar esta situación, me da vergüenza, me gustaría ser invisible o mejor aún que me tuvieran miedo.
Ángela es una alumna modelo al interior del 3ºB, tiene un buen carácter, siempre se ve motivada por las actividades que se realizan en clases, no es muy brillante pero se esfuerza, es responsable. Aunque para los ojos del curso es una niña algo perna y aburrida, es como la miss evangélica del curso.
-Profe, un compañero me dijo un garabato, puede llamar al inspector- dice Ángela.
-¿y qué le dijo Ángela?- pregunto alarmado.
-me dijo hueona, profesor- dice ofendida.
-déjame tratar de arreglar este problema- digo.
- bueno Profesor.
-¿Quién fue?- pregunto.
-ese, el de gorro- dice Ángela señalando a su agresor.
Me traslado hacia el otro rincón de la sala, los alumnos están tranquilos, conversan, entre ellos esta el muchacho de gorro verde. Me acerco hacia él.
-¿usted le dijo un garabato a su compañera?
-no pasa profesor- contesta sorprendido el muchacho.
-¡Como que no, me dijiste un garabato!- interrumpe visiblemente molesta Ángela.
-! Que le ponis color Angi ¡ Contesta el muchacho del gorro.
-usted sabe que no es de caballero decirle garabatos a las señoritas, ¿porqué no le pide disculpas a su compañera y arreglamos este asunto?- digo tratando de zanjar el Problema
-Yo no voy a pedir disculpa Profesor- dice el muchacho de gorro verde.
-bueno, Ángela, si usted quiere valla a llamar al inspector- digo.
Tocan el timbre, el muchacho del gorro verde pesca sus cosas y se va, Ángela, visiblemente enojada, trata de resignarse, pero aún no se conforma,
- Profesor yo conozco jóvenes de veinte años y no se comportan así- dice Ángela.
-Ángela, los jóvenes a esta edad son así, inmaduros- digo tratando de consolarla.
-Profesor, estoy aburrida de este colegio, ya no aguanto a mis compañeros, son tan ordinarios- dice Ángela desconsolada.
- Trata de ignorarlos, y dedica tu tiempo a estudiar.
-Profesor, esta va a ser la última vez que aguanto que me insulten.
-Ángela, debes tratar de ignorar a ese joven, no puedes tomar esas cosas tan en serio, tómalo de quien vienen, hazte fuerte y no dejes que esas cosas te hagan daño, el mundo esta lleno de malos educados y no puedes discutir con todos.
-Pero na’ que ver que a uno lo insulten, -dice Ángela-.
- trata de conversar con él, y lleguen a un acuerdo de no agresión- digo.
-pero Profesor, a usted le gustaría que lo pasen insultando, ya me tiene harto ese cabro, yo no estoy acostumbrada a que me traten mal, en mi casa yo hago así (haciendo el gesto de chispear los dedos) y a este tipo lo despachan.
Qué quiere decir Ángela con “en mi casa yo hago así (gesto de chispear los dedos) y a este tipo lo despachan”. Que si el muchacho de gorro verde la vuelve a insultar vendrá un matón de su familia y le pondrá un par de puñaladas, o que un tipo de atuendo negro lo esperará en una esquina, caminará detrás de él y en el momento menos pensado, en plena calle, le pegara un balazo en la nuca, o en el mejor de los casos que traerá a un grupo de amigos y le darán una flor de paliza. Y sin el joven de gorro verde sólo quería llamar la atención de Ángela, porque esta locamente enamorado de ella, y como es medio limítrofe la única manera de hacerlo fue insultándola. Sí por estos garabatillos se desencadena un crimen, un crimen pasional, será culpa del amor, otra muerte motivada por una pasión incomprensible, o tal vez será por la incomunicación de una sociedad cada vez deshumanizada e ignorante. Si así ocurriera, la razón no importaría demasiado.
La afirmación de Ángela me deja en blanco, trato de pensar y en un segundo contesto, Ángela lo que debes hacer en conversar con él, trata de llegar a un arreglo y si eso no resulta debes conversar este problema con el inspector general o con el profesor jefe, más que eso no puedo hacer, en eso quedamos Ángela que este bien, adiós.
La hora de almuerzo no alcanza para nada, trago mi comida y tomo el libro de clases, voy a buscar las llaves de la sala 11 (mi sala por estos escaso días) cruzo por el patio entre las miradas y los saludos de los alumnos, esta situación me incomoda, cada día son más las personas que me saludan, y yo no hecho nada para provocar esta situación, me da vergüenza, me gustaría ser invisible o mejor aún que me tuvieran miedo.