jueves, julio 28, 2005

Tango 4 y Un Encuentro Canalla

Aún quedaban rastros de migas en las mesas, a pesar de esa situación se sentaron sin hacer ningún tipo de aspavientos, pues el lugar estaba demasiado lleno para empezar a buscar problemas. Ya instalados en un rincón dos de los cuatro tipos oscuros y de duro semblante dejan caer suavemente dos cajetillas de cigarros importados marca Phillips Morris con sus respectivos encendedores. El hombre moreno y espigado, que se hace llamar el Señor K prende un cigarrillo y le pide amablemente un cenicero a la regordeta mesera. Sin embargo el que parece llevar la iniciativa, es un tipo macizo de rasgos indo asiático de aspecto similar al de un Béngales. Después de varios minutos de cavilaciones, los cuatro hombres sombríos apostados en un par de mesas se deciden.

-Bueno señorita, nos trae dos perniles con agregados, ese de $5.480 y dos jarras de borgoña Grande- dijo el Béngales.

- ¿algo más?- preguntó inquieta la mesera regordeta y bigotuda de chaleco rojo.

- No- respondieron todos al unísono

No fue necesario entrar en las costumbres protocolares de las empalagosas presentaciones, todos tenían amistades en común, que los unía a los cabos desconocidos, además los cuatro más de alguna vez habían cruzado palabras en el vertiginoso mundo virtual de los bloggers, cada uno poseía un sitio donde gritaba sus bondades y perversiones con mayor o menor preocupación.

No hubo conflictos, la conversación fluyó como lo hace la sangre de una arteria herida. Las palabras no fueron simples generalidades, ni banalidades tiradas al suelo, todo giraba en torno a un romanticismo algo asceta, de personas violentadas por un pasado poco halagador, y aunque saben que las cosas no serán fáciles y que es probable que la marcha de sus ilusiones queden mutiladas en medio del camino, gozan del encuentro bebiendo un mosto arreglado con durazno.

El robusto Cuervo, el cual parecía un retirado físico culturista o levantador de pesas, alzó las copas y brindo por todos, recalcó las bondades de los gritos ajenos, sin darse cuenta que en esos momentos su voz sonaba más fuerte que la de cualquiera, con un tono distinto que ansiaba alcanzar una sonoridad particular y única que lo distinguiera de los demás, más de alguno de los contertulios se lo hizo saber en ese momento, aunque Él no daba completa fe de los comentarios de sus camaradas de vasos.

- Las Putas son distintas a todo los demás- dijo el Béngales convencido de haber dicho una verdad absoluta.

Él escuchaba un tema en el discman, con unos bits demoledores pero a la vez elegantes y subversivos que llamaban a la Da Rebelión, una rebelión que postulaba un remezón de cama, una evolución hacia alcobas sin temores, de sexo libre, con una consolidada actitud de suicidio emocional que en las mujeres que no son meretrices es casi imposible encontrar.

Esa noche el cuarto integrante, un profesor de mala fe, charlaba amenamente con los otros tres oscuros parroquianos, contento pues en ese momento no tenía nada que revelar, sólo hablar papanatadas sin sentido y preguntarles cosas a los demás. Hace tiempo que no tenía esa oportunidad, preguntar y preguntar, que distinto era eso en comparación a sus vivencias cotidianas, siempre cargadas de la tensión de ser cuestionado y responder.

- ¿Quieren una canción?- preguntó una pareja de ancianos con unas guitarras a cuestas.

- Si – respondieron todos al unísono.
Los Viejos Guitarrista prepararon el ambiente de los parroquianos con el oficio de décadas de serenatas de Cantinas. Contaron un par de chiste añejos que a pesar de los años aún causaban risas. Primero tocaron una cueca picaresca que golpeó directo en los cachos a los comensales de la mesa contigua que estaban celebrando la despedida de soltero a su integrante más joven. Los cuatro hombres oscuros se rieron de esa situación, como si fuera una conspiración todos levantaron sus copas e hicieron un largo salud.

La atmósfera de la antigua Picada criolla de los papeles y mensajes alegres, y seudo-trascendentales se empezó a humedecer, nadie pidió contraseña, ni permiso, ni mucho menos se trataron de canallas, pues ellos sabían a ciencia cierta que lo eran.

Después de una breve introducción que hablaba del destino, los dos canosos trovadores se depositaron sus guitarras en sus abultadas barrigas, acariciaron las cuerdas con sus brazos cortos, y en su sentido canto se alzaba un himno de la constante perdida “Por Una Cabeza” de Alfredo Le Pera.

Por una cabeza /todas las locuras, /su boca que besa /borra la tristeza,/ calma la amargura.
Por una cabeza /si ella me olvida/ qué importa perderme,/ mil veces la vida/ para qué vivir...

Fue en ese momento que los cuatro hombres comenzaron a ejecutar el conocido acto de la desaparición, (utilizado anteriormente por muchos personajes notables, pero no por eso menos efectivo) al sonar los primeros acordes sus cuerpos comenzaron a diluirse lentamente en el aire al igual que el contenido de sus vasos. Los cuatros por igual trataban de captar el momento, la frágil particularidad que emanaba de ese episodio, cazar imágenes antes de desvanecerse y abandonar ese mundo con un aura victoriosa y melancólica.

Imágenes captadas por los cuatros seres oscuros antes de desaparecer.
- Los dientes de oro del cantante que lanzaba gotas de saliva cuando su canto emocionado alcanzaba el clímax.
- El canto agónico y nostálgico de un Mc`s loco, que quería aplastar al sistema capitalista un poco antes que perdiera el esquivo corcel.
- El humo expelido por un cuervo nostálgico, recordando algún episodio, buscando desesperadamente algunos restos de su pasado en unos cuadritos de duraznos.
- Las dudas de un Béngales, que se cuestiona la universalidad del idioma musical justo antes de preguntarle al Mc`s loco cuando se había aprendido esa canción.
- La guitarra parchada y levemente trizada del cantante de los dientes de oro y el pelo color ajo.
- La cara del Señor K, tratando de idear una alquimia capaz de alterar los recuerdos, las imágenes y trasformarlos en una nueva realidad.
- Los $2500 que dejaron los oscuros parroquianos al momento de terminar la canción.
- Los cuadros de cobre apostados en todos los rincones de la muralla poniente.
- Los platos sucios, los huesos, los resto de ensalada, y las colillas de cigarro en los ceniceros.
- El Profesor, pensando en todos las mujeres que habían pasado por su vida y se habían perdido como las apuestas del hipódromo.
- En el cabello teñido del segundo guitarrista y su viejo vestón gris.
- La mirada concentrada de los parroquianos observando el contenido de su vaso justo antes de beber su liquido.

Al final los cuatro oscuros caballeros desaparecieron satisfechos, pues habían alcanzado su objetivo, poseer parte de un tiempo continuo, que solo les pertenecía a ellos y el cual lo podían intercambiar y acomodar de formas infinitas e independientes, en las noches en que nada ocurre y en que él fino mosto con o sin durazno escasea.

8 comentarios:

El señor K. dijo...

Canalladas de canallas canallescos, encañados y encanados alguna vez, casi canosos todos.

pomelo dijo...

cuatro caballeros oscuros, alrededor de una mesa, bebiendo, fumando, comiendo y hablando de mil cosas que quisiera escuchar. ya tendre oportunidad de sentarme entre ellos, una damisela que de oscuro tiene poco.
beber y quedarme suspendida en los trozos de durazno, confundida entre la voz de una boca con dientes de oro y una guitarra trizada, que cantan tangos. Robar imagenes y descubrir pequeños secretos en minutos de silencio.
puedo ver a la distancia el encuentro que me espera y que espero vivir pronto.
besos y mas besos, ro!

Roberto_Carvallo dijo...

mmmmmmmmmmmm
vino, besos y más besos.

mmmmmmmmmm

Roberto_Carvallo dijo...

el último comment era para Poli. pero ahora no sé si fue muy gracioso.

saludos igual poli.

al resto también.

Roberto_Carvallo dijo...

lo mismo que vos antes de entrar a rehabilitación.... además me robaste mi seudonimo... plagiador... no te las vai a lleval peladas.

te dejaré copete detrás de la puerta.

adios oscuridad... además un mal día lo puede tener cualquiera...

Fab Llanos dijo...

UFFF. que tiempos aquellos en los que te pedían contraseña, te trataban de canalla y te pegaban el sablazo en una cuenta que siempre terminabas viendo triple, difusa, irreal. Casi que me tomé el concho del borgoña que quedó en la jarra. Saludos, cuarteto de vagabundos de mentes. desde aquí, una sangría va por ustedes

Roberto_Carvallo dijo...

un gusto fabiola. gracias por el comment y salud.

y es verdad Oscuridad negra rehabilitado, que agradable y cojonudo tener visitas femeninas.

Nachitaxxx dijo...

entretenida historia,.... me recordo a mi querido profesor del colegio. Desde hoy, voy a tratarlo con respeto señor.
muchos saludoz y gracias por la visita.