A pesar que el curso se comportaba bien, Fabián se obstinaba en llamar la atención e interrumpir la clase por cualquier motivo.
El movimiento susurrante de sus labios sacaba de la concentración habitual al profesor de historia. El docente sabía que era difícil entender a cabalidad el proceso de independencia de Chile y comprender las diferentes tesis de la historiografía chilena. Por eso necesitaba silencio.
-Fabián por favor siéntate y deja de hablar e interrumpir.
-Ya profesor-dijo Fabián sin cambiar su actitud.
-Por favor siéntate hombre y pone atención- dijo el profesor alzando la voz.
- Todo yo... por qué no reta a los demás.
-Porque tú eres él que está interrumpiendo la clase… no los demás.
-Usted es injusto... me tiene mala profesor, por eso me reta sólo a mí.
- No se haga la victima-dijo el profesor indiferente.
- Pero si usted me tiene mala.
-Hay por dios... no le tengo mala solamente a usted, todo el curso me cae mal, pero sólo reto a los que me interrumpen- dijo el profesor con un tono sarcástico que sacó algunas tímidas risas de sus alumnos.
-Ahora que todos saben la verdad podemos continuar la clase.
Al sentir su ego acallado Fabián se sienta y comienza realizar las actividades dispuesta por el cascarrabias viejo de historia.
martes, agosto 28, 2007
viernes, agosto 17, 2007
La Extraña Belleza Infantil

-Eres fea Beatriz- gritó Cristóbal.
Al escuchar ese grito agudo, la profesora Sonia de primero básico fue a ver que pasaba en el fondo del aula.
Algunos docentes consideraban a Beatriz como un verdadero engendro del demonio, pero la profesora Sonia trataba de acoger y entender a la niña pues sabía que ella no tenía una vida fácil, era imposible con una madre alcohólica y un padre ausente. Beatriz vivía sola con la abuelita Peta una señora con una evidente locura senil. La antipatía natural que generaba la niña era potenciada por su fealdad, poseía unas portentosas mejillas, unos ojos grandes desorientados que no eran simétricos a su rostro redondo como balón de fútbol, la ausencia de los dientes delanteros suavizaban el grotesco aspecto de su mandíbula desencajada. Pero el problema de Beatriz no se reducía a su fealdad, la niña era mala, acostumbraba a golpear a sus compañeros como si estos fueran esclavos, le colocaba clave a los computadores del colegio para que nadie los pudiera usar, y amarraba grandes piedras a las extremidades de los gatos para que no pudieran caminar.
-cállate fea- volvió a gritar Cristóbal.
- Tonto, vos que no sabes leer- respondió Beatriz.
-¿Qué pasa ahí?- preguntó con autoridad la profesora Sonia.
- Que ésta fea me está molestando- se defendió Cristóbal.
-Cristóbal no debe tratar así a su compañera- corrigió la profesora.
-Pero si es fea señorita.
Beatriz con un asombro se tomó la cabeza y la movió de un costado a otro, como si ella hubiera descubierto una verdad que era invisible a los ojos de los otros.
-Que eres tonto Cristóbal no te a dicho tú mamá que todas las niñas son feas cuando chica y cuando crecen se ponen bonitas... cierto señorita- dijo Beatriz con ingenuidad.
- Por favor niños dejen de pelear- contestó la profesora tratando de evitar la pregunta de Beatriz.
Una vez calmada la disputa entre Cristóbal y Beatriz, la profesora Sonia sintió una terrible pena por su alumna, pensó en todas las mentiras que le deben haber dicho sus padres para justificar su aspecto físico. Trató de comprender como debía ser el mundo de la heredera de la Quintrala. Sintió desesperación y angustia por la injusticia de la naturaleza, pero después de unos minutos se dio cuenta que nada podía hacer.
Al escuchar ese grito agudo, la profesora Sonia de primero básico fue a ver que pasaba en el fondo del aula.
Algunos docentes consideraban a Beatriz como un verdadero engendro del demonio, pero la profesora Sonia trataba de acoger y entender a la niña pues sabía que ella no tenía una vida fácil, era imposible con una madre alcohólica y un padre ausente. Beatriz vivía sola con la abuelita Peta una señora con una evidente locura senil. La antipatía natural que generaba la niña era potenciada por su fealdad, poseía unas portentosas mejillas, unos ojos grandes desorientados que no eran simétricos a su rostro redondo como balón de fútbol, la ausencia de los dientes delanteros suavizaban el grotesco aspecto de su mandíbula desencajada. Pero el problema de Beatriz no se reducía a su fealdad, la niña era mala, acostumbraba a golpear a sus compañeros como si estos fueran esclavos, le colocaba clave a los computadores del colegio para que nadie los pudiera usar, y amarraba grandes piedras a las extremidades de los gatos para que no pudieran caminar.
-cállate fea- volvió a gritar Cristóbal.
- Tonto, vos que no sabes leer- respondió Beatriz.
-¿Qué pasa ahí?- preguntó con autoridad la profesora Sonia.
- Que ésta fea me está molestando- se defendió Cristóbal.
-Cristóbal no debe tratar así a su compañera- corrigió la profesora.
-Pero si es fea señorita.
Beatriz con un asombro se tomó la cabeza y la movió de un costado a otro, como si ella hubiera descubierto una verdad que era invisible a los ojos de los otros.
-Que eres tonto Cristóbal no te a dicho tú mamá que todas las niñas son feas cuando chica y cuando crecen se ponen bonitas... cierto señorita- dijo Beatriz con ingenuidad.
- Por favor niños dejen de pelear- contestó la profesora tratando de evitar la pregunta de Beatriz.
Una vez calmada la disputa entre Cristóbal y Beatriz, la profesora Sonia sintió una terrible pena por su alumna, pensó en todas las mentiras que le deben haber dicho sus padres para justificar su aspecto físico. Trató de comprender como debía ser el mundo de la heredera de la Quintrala. Sintió desesperación y angustia por la injusticia de la naturaleza, pero después de unos minutos se dio cuenta que nada podía hacer.
viernes, agosto 10, 2007
Perros de la calle (Capitulo II)

Cansado Roberto apoya su cabeza contra el respaldo del asiento. Levanta su brazo y observa su reloj que marca un cuarto para las cinco de la tarde, al bajar el brazo, su vista inconscientemente va a cruzar el vidrio contiguo, la calle se alza como el único escenario capaz de entretenerlo en ese momento, se detiene en una hilera de eucaliptos tratando de captar los diferentes matices de verde que poseen sus hojas, Roberto no alcanza a lograr su frágil misión, la velocidad juega en su contra sumiéndolo en una tristeza marcada por el olvido galopante de las ruedas del vehículo.
Su casual melancolía se apodera de él mientras quedan atrás los árboles, las viejas casas de húmedas maderas y pintura resquebrajada, y en el horizonte las montañas que lucen sus picos nevados.
El colectivo se detiene en la entrada del pasaje Manuel Rodríguez que está perpendicular al camino del Diablo, vía llena de mitos y leyendas fantasmagóricas que une al pueblo de Talagante y Peñaflor. Una Señora de cuerpo firme y generoso, abre la puerta y posa su trasero en el asiento delantero. El chofer disimuladamente le mira las piernas mientras le recibe el dinero del pasaje.
El vehículo parte y se desliza nuevamente en el pavimento del camino del Diablo. Roberto se concentra en el camino y recuerda las leyendas que les cuenta a sus alumnos al inicio de cada clase. Le encanta relatar historias, especialmente la que narra el origen del camino del Diablo, donde resalta la rivalidad de estos dos pueblos.
Durante la época de la Colonia, una joven y atractiva mujer, hija del mayor hacendado de Talagante que se enamoró de un misterioso huaso de lujosa estampa, el cual resultó ser el mismísimo mandinga. A pesar del esfuerzo del padre, Belcebú encarnado en el huaso, logró desposar a su hija. Realizado el matrimonio con el demonio, los dos pueblos comenzaron a realizar intensas procesiones religiosas para dejar al diablo y a su esposa encerrada en el camino que une a Talagante y Peñaflor, hasta que lo lograron. Los Talagantinos construyeron una cruz de hierro a la entrada de su comuna y los peñaflorinos levantaron una virgen María en la cima del cerro que vigila la entrada del pueblo.
Pero Roberto sabía que esto sólo eran historias y que lo más probable que el camino obtuvo su nombre por las impenetrables zarzamoras que se ubicaban al costado de la ruta y que fueron el terror de los ciclistas borrachos que terminaban sus juergas aprisionados en sus espinas.
Roberto dejó las leyendas y se ensimisma nuevamente en el paisaje rural, el rugir del motor los conduce a un somero sueño. Siente un fuerte golpe en el parachoques del vehículo, el conductor frena bruscamente, para reiniciar su trayecto. Roberto lo primero que pensó, fue que el chofer pisó un gran hoyo del pavimento. Él abre los ojos y observa las pupilas dilatadas, húmedas de espanto de la pasajera que está sentada a su costado y como la mujer gira su cabeza hacia la izquierda hipnotizada por el accidente. Roberto la sigue con su vista, resulta ser un perro mestizo similar a un pastor alemán que fue arrollado por el vehículo, su cuerpo inerte y tieso gira en el pavimento a gran velocidad y en dirección contraria al colectivo.
El cuerpo que hace unos segundos estaba lleno de vida, ahora parecía un peluche del infierno, yermo y destrozado, queda tirado a la vera del camino sin más espectadores que los pasajeros del colectivo.
Aún la mujer sentada al costado de Roberto no sale de su asombro, está profundamente impactada, su corazón late fuertemente, quiere emitir algún reclamo, pero no es capaz de decir ninguna palabra.
El chofer comienza a emitir explicaciones sobre su accionar, sin que nadie se las pida, se nota la culpa en su cara, dice que no le quedó otra opción, que pudo ser mucho peor para ellos si trataba de esquivar al perro.
Roberto siempre había visto animales muerto a la orilla del camino, perros grandes, medianos y pequeños; gatos, y ratones. Pero esta vez el cadáver del quiltro provoca una sensación de vacío que el Joven no puede ignorar.
Roberto dejó las leyendas y se ensimisma nuevamente en el paisaje rural, el rugir del motor los conduce a un somero sueño. Siente un fuerte golpe en el parachoques del vehículo, el conductor frena bruscamente, para reiniciar su trayecto. Roberto lo primero que pensó, fue que el chofer pisó un gran hoyo del pavimento. Él abre los ojos y observa las pupilas dilatadas, húmedas de espanto de la pasajera que está sentada a su costado y como la mujer gira su cabeza hacia la izquierda hipnotizada por el accidente. Roberto la sigue con su vista, resulta ser un perro mestizo similar a un pastor alemán que fue arrollado por el vehículo, su cuerpo inerte y tieso gira en el pavimento a gran velocidad y en dirección contraria al colectivo.
El cuerpo que hace unos segundos estaba lleno de vida, ahora parecía un peluche del infierno, yermo y destrozado, queda tirado a la vera del camino sin más espectadores que los pasajeros del colectivo.
Aún la mujer sentada al costado de Roberto no sale de su asombro, está profundamente impactada, su corazón late fuertemente, quiere emitir algún reclamo, pero no es capaz de decir ninguna palabra.
El chofer comienza a emitir explicaciones sobre su accionar, sin que nadie se las pida, se nota la culpa en su cara, dice que no le quedó otra opción, que pudo ser mucho peor para ellos si trataba de esquivar al perro.
Roberto siempre había visto animales muerto a la orilla del camino, perros grandes, medianos y pequeños; gatos, y ratones. Pero esta vez el cadáver del quiltro provoca una sensación de vacío que el Joven no puede ignorar.
martes, julio 31, 2007
Perros de la calle (Capitulo I)

El vaho sale de su boca como si fuera el humo de un gran cigarrillo, el joven resguarda sus manos del frío en los bolsillos de su negro abrigo.
Roberto espera un colectivo Talagante-Peñaflor que lo lleve a su lugar de trabajo pero el vehículo negro tarda más de lo acostumbrado en pasar.
Frente a la parada de locomoción, se encuentra sentado un hombre vagabundo contra la pared del supermercado. Todos en Peñaflor lo conocen por el apelativo de “Chuma”, es un viejo loco de unos 55 años, alto de estatura a pesar que camina encorvado, contextura delgada, tiene la barba gris, cabello cano, los ojos cafés y los párpados caídos. Cuentan las viejas copuchentas del pueblo que el “Chuma” se trastornó por causa de un tabacazo, mezcla perversa de cenizas de tabaco diluida en el trago, que tiene el objetivo de causar la locura a una persona odiada. Dicen la santurronas señoras que fue un compañero de trabajo de la empresa de calzados que enceguecido por los celos quería mandarlo a la casa de orates.
Roberto saltaba para tratar de calentar sus pies, el cansancio lo llevó a parar su ejercicio, en ese momento él quedó ensimismado en la figura del larguirucho “Chuma”, sus ojos se clavaron en su rostro afligido que se veía más carcomido que de costumbre, los surcos de su piel marrón se veían tan profundo como un cañón y su barba se hacía impenetrable como una selva. El Chuma estaba cubierto de mugre y suciedad de los pies a la cabeza, pero eso no le era importante, sólo juega a sobrevivir con su frazada de franela a cuadros azules, que está estampada en barro y aceite de camión. Roberto recordó que en su infancia el Chuma le pidió insistentemente que le comprara un cigarrillo en el negocio del viejo usurero de “Don Lucho”, el pequeño Roberto aceptó a pesar del miedo que le provocaba la figura del Chuma, cumplió la petición, entregándole en las manos del viejo loco los antiguos cigarros Life, sintiendo un gran alivio, pero ese inesperado recuerdo fue terriblemente opacado por aquella oportunidad que el Chuma se paseaba por la villa Catecu y repentinamente le lanzó una piedra sin razón, que dio en su cabeza provocando una hemorragia, esa vez Roberto sintió rabia y quiso ser mayor para darle una golpiza, pero esa rabia finalmente había desaparecido durante esa mañana de frío.
Él Estaba seguro que ese viejo provenía de una familia acomodada, en algunas ocasiones el Chuma se perdía en la villa de los gerentes y aparecía aseado, peinado, con la barba recortada y con atuendos nuevos, trasformándose en una persona totalmente distinta a los ojos de los vecinos de la villa Catecu.
Pero el Chuma rebelde volvía a su tierra, a su manta sucia que lo cubría como una capa, a la calle y a su vacío.
Esa mañana el Chuma parecía ser invisible para todos, menos para Roberto, nadie se atrevía a regalarle una moneda o un cigarrillo, era ignorado, como si fuera un escupitajo verde y gelatinoso de un tuberculoso.
Un colectivo de la flota Talagante-Peñaflor con su letrero rojo se abría paso entremedio del espesor de la niebla, Roberto estiró su mano azulada a través del aire gélido del crudo invierno, el vehículo se detuvo, el joven del abrigo negro se subió y saludó al conductor, para reiniciar su viaje. El Chuma mientras tanto se quedó en el suelo tiritando de frío, en un marco de silencio despiadado, junto a un perro negro tiñoso que buscaba calor al costado de su frazada sucia.
domingo, julio 22, 2007
Maldita Disculpa
Como una ostia radiactiva quemé tu lengua.
Tus gritos e insultos no me hacen sentir
Tu rencor, tu pasión e ira.
Aún no dejas de sentir el amor que me profesaste
Emborrachada de una promesa absurda
De un para siempre.
Pobre mujer ¡Te utilicé¡
Para arrancar de las carencias de mi corazón puto.
No fue menosprecio,
Fue tu carne el anzuelo
Mi pasaje de salida del mar abisal.
Escape de la inanición moral de mi oficio infesto
Chapado por el éxito abrumador de mi chequera
Sólo deseaba ser un mal sueño
Y fui tu miembro penetrador
El ángel de tu cuerpo yermo
La ilusión de cien amaneceres
Un polvo en el viento de los avisos comerciales
Hasta que te amé sólo suficiente
Para una disculpa
Por no ser el amor de tu vida.
Tus gritos e insultos no me hacen sentir
Tu rencor, tu pasión e ira.
Aún no dejas de sentir el amor que me profesaste
Emborrachada de una promesa absurda
De un para siempre.
Pobre mujer ¡Te utilicé¡
Para arrancar de las carencias de mi corazón puto.
No fue menosprecio,
Fue tu carne el anzuelo
Mi pasaje de salida del mar abisal.
Escape de la inanición moral de mi oficio infesto
Chapado por el éxito abrumador de mi chequera
Sólo deseaba ser un mal sueño
Y fui tu miembro penetrador
El ángel de tu cuerpo yermo
La ilusión de cien amaneceres
Un polvo en el viento de los avisos comerciales
Hasta que te amé sólo suficiente
Para una disculpa
Por no ser el amor de tu vida.
jueves, julio 19, 2007
TRISTE, SÓLO, CANSADO Y CON SED
Medio borracho saltando los surcos,
en el potrero de cebada
se me ha perdido tu carta.
Como el destino maldito
se viene este día a cobrar,
de la promesa que te hice
de nunca volver a tomar.
Si no la encuentro esta noche
no quiero vida volver,
con tu lejano recuerdo a mi rancho,
triste, solo ,cansado y con sed.
con estos versos quiero presentar un amigo que lo conozco de cabro chico, él se llama Cristián.
visite http//dreamssurfer.blogspot.com
salud por la amistad
jueves, julio 05, 2007
TREINTA y TRES COPAS.

No sé como llegue ahí, de donde salió esta camaradería inesperada. Hay tres vasos frente a mí, uno de ron con cola, otro de vino y por último un refrescante jarro de cerveza Escudo. A mí alrededor las voces de mis jefes circulan como un mal presagio, pero eso no me importa en absoluto.
Tengo la certeza de que no debo abrir la boca, que si lo hago descubrirán lo hipócrita que soy y como me he validado a punta de mentiras.
Tengo la certeza de que no debo abrir la boca, que si lo hago descubrirán lo hipócrita que soy y como me he validado a punta de mentiras.
Es indesmentible que poseo un talento para el trabajo que desarrollo, eso mis jefes lo saben de sobremanera, pero mi perfil personal no es el más adecuado para el cargo. Rompo con el prototipo del buen ciudadano y del empelado ejemplar. Soy un libre pensador y eso puede ser imperdonable para el orden jerárquico de mi empresa.
No sé que tomar: cerveza, ron o vino; lo más cristiano sería tomar vino, pero esa nunca ha sido mi verdadera opción, por otro lado, lo más arribista sería tomar ese maldito ron importado de esas islas gozadoras del caribe, pero esa sería una burda traición a mis principios de bebedor proletario, no me decido por ninguna de las opciones que se presentan, frente a esta insoportable duda me voy a la segura, tomo un sorbo de todos los vasos, para quedarme con mi fiel compañera la cerveza y después de eso bebo y bebo cerveza, deliciosa cerveza.
No es lo más aconsejable emborracharse frente a rector del colegio, pero siempre he sido un maldito juerguero, bohemio le llamaran otros, quizás vividor, o un simple borracho de fin de semana, frustrado por las mediocridades de la vida. Pero como negarme al licor, si es el día del profesor, además el capellán del colegio, el padre Francisco cuando intentó servirme vino y me negué, pues me podía emborrachar, me dijo que yo era un buen hombre y que el mosto tinto era una muestra del inconmensurable cariño de nuestro señor hacia nosotros y que si me pesaba de copas iba a ser una borrachera bendecida por Dios.
Entre copa y copa no sé cuando aparecieron las incomodas preguntas. ¿Qué le interesa a ellos mi vida amorosa y sexual?, ¿Es necesario que mienta?, O debo contarle la verdad, que los fines de semana me introduzco en Púb’s y bares con la única intención de emborracharme y salir del brazo de una dama con dirección a un motel de dudosa categoría, sin importar que la mujer premiada fuera gorda, linda, que ostentara pequeños mostachos sobre sus labios, que padeciera de anorexia, o se sintiera orgullosa de sus grandes pechos o quizás vergüenza de la carencia de tetas. Lo importante era que quisiera follar.
El sostenedor del colegio, me insistía ¿qué pasa con la profesora Susana? ¿Tienen un romance?, Yo contesto que no, que nosotros éramos sólo amigos y a pesar que ella me atraía, yo la respetaba y a su novio también, ese maldito llamado Lucho, odio a los Luchos.
La gente lo notaba, entre Susana y yo existía una química feroz, era imposible ignorar como nos mirábamos.
Todo empezó en la fiesta de recepción de los profesores nuevos del año 2005. Ella me era indiferente, pensé que era fría y petulante por su aspecto seguro, medianamente despectivo, como si mirara al resto de las personas por sobre el hombro, demostrando la superioridad en su seriedad y belleza, parecía que no necesitaba de ninguna persona para sobresalir, lograba llamar la atención de forma natural.
Un día miércoles de ese año, cinco minutos para las ocho de la mañana el profesor Gabriel de educación Física llegó vociferando que había una profesora nueva que se llamaba Susana y que era enferma de guapa. Cuando salí al patio al momento de la formación la observé junto a la Tía Marta, ella se veía elegante y hermosa con su delantal azul con cuello blanco, que resaltaba sus largas piernas terminadas en unos grandes tacones negros, pero Susana no me llamaba la atención, suponía que era una engreída, y no me interesaba perder tiempo en ella.
Pero como dice la canción de Rubén Blandes que acaba de terminar en el plató de baile de la fiesta del día del Profesor: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay no”.
Me equivoqué con Susana, estaba totalmente errado con ella, eso lo descubrí en la celebración donde los profesores nuevos pagábamos el piso, ósea invitábamos al resto de los docentes a celebrar nuestra incorporación al colegio.
Hasta la media noche no había tenido contacto con ella, pero me aburrí, también era nuevo, no tenía interés de conversar con nadie de los presentes y la única silla disponible para descansar estaba al costado de Susana. Sentado a su lado la conversación fluyó rápidamente, no sé quién hizo la primera pregunta, pero en unos escasos minutos estábamos tratando temas íntimos. Ella me confidenció que acababa de terminar con su novio y que aún lo echaba de menos, en ese momento le sugerí una teoría que decía que cuando uno rompe con una pareja de años, no extraña literalmente a la persona, si no, la intimidad que se generó entre ambos, esos códigos secretos que se entablan con los años, por esa razón después costaba tanto establecer nuevas relaciones de parejas, porque nos empecinábamos en comparar esa intimidad antigua, con el nuevo pretendiente, y así se establecían desequilibrios injustos hacia el nuevo amante. Ella mirándome directamente a los ojos, movió su cabeza de arriba hacia abajo para encontrarme razón.
Me acuerdo de que esa noche Susana estaba muy preocupada por llegar a su hogar, sacaba constantemente su celular para observar la hora, se notaba que ella no quería volver a casa y que deseaba permanecer en la fiesta, yo no le insistí, no le entregue razones para quedarse.
Yo miraba alrededor para fijarme si la gente nos observaba. Cada segundo que pasó de esa noche descubría más cosas que me gustaban de Susana. En un momento ella se alejó de mí, como si mi cuerpo la hubiera golpeado con electricidad, en ese instante Ella me contó que tenía grandes miedos e inseguridades, me descubrió su brazo y observé su piel tallada en una terrible quemadura que la ha acompañado desde que tenía cuatro años, y que en cierto sentido la acomplejó para el resto de su vida.
- Sabes Roberto, me carga que la gente me observe con lástima, detesto esa sensación- me contó Susana levemente alterada.
- Susana te comprendo claramente, también he sentido esa sensación- contesté, sabiendo que en ese momento había cerrado un pacto implícito con ella.
En estos momentos no me acuerdo exactamente que día de abril del 2005 fue esa fiesta de bienvenida, sólo que terminé bailando merengue con Susana, al finalizar la música y la reunión la invité a quedarse en mi casa. Conversamos en mi pieza hasta al amanecer. Me saqué la camisa y le mostré mi torso y espalda, que estaba llena de cicatrices, tanto por operaciones y por 16 puñaladas que recibí en un asalto y le dije- Viste Susana, no somos tan distintos-. Ella se acercó a mí sin decir palabra, tocó mi pecho y clavo su uñas en él. Busque sus ojos para encontrar una respuesta y la besé. Nos lanzamos sobre la cama, nos despojamos de ropajes, besé su cuerpo, deslizándome hacia su ombligo tratando de conocer su olor y sabor, poco a poco ella comenzaba a gemir, a causa del jugueteo de mi lengua, busqué su rostro para encontrar nuevas posibilidades, toqué sus mejillas con mi manos y ojos se entregaron a mis ojos, y la penetré lenta y profundamente, seguí el compás musical de sus gemidos, jugando con las formas de nuestros cuerpos, hasta que me consumí en un gran alarido.
Al día siguiente ella tímida me miró a los ojos y me dijo si yo la aceptaba tal como era, sin saber por qué me hacía esa pregunta le contesté que sí.
Han pasado dos años, y aún me siento vivo cuando la observo a los ojos, pero lo nuestro parece imposible, como si estuviéramos condenados a lo furtivo. Ella es una celosa obsesiva y yo tengo problemas al compromiso, los dos tomamos los mismos anti-depresivos y hacemos clases en el mismo colegio. Los dos tenemos pareja estable en quién refugiarnos. Ha pasado tanto tiempo que aún no entiendo que sucede o sucedió entre nosotros dos, pero me he acostumbrado a nuestro ritmo. Lleno de malas palabras que sólo buscan calcinar nuestra tierra, dejarla yerma de emociones, generando un vacío espiritual que nos separe definitivamente.
Se acabó la cerveza. En la mesa contigua, otro grupo de profesores canta los éxitos de Marco Antonio Solís. No te achaques, - me dice don Rolando-, las mujeres van y vienen. Pero don Rolando yo no me puse triste por eso, es que se me acabó la cerveza, - dije con resignación- pero no importa hay Ron.
La tía Marta está muerta de la risa. No puede creer que me esté burlando de las camisas marca Polo del Rector. Soy un bufón y el alma de la reunión, sólo quedan los peces grandes y yo. Me fui a Negro, no entiendo que pasa a mi alrededor, sé que estamos en el auto del Jefe y que me van a dejar a la casa. Yo le digo que no, que deberiamos ir a un bar de nudistas que conozco, el inspector se ataca de la risa y postula que sí deberíamos ir, pero el Jefe pone paño frío en la propuesta.
Llegamos a mi casa. Me cuesta bajar, al poner los dos pies sobre la tierra, don Rolando el jefe de la Fundación, me grita- Ya maricón, cuenta la verdad, te comes a la Susanita-
- No don Rolando, no me pesca, lo he intentado pero no- contesto mientras mi perro labrador me lanza al suelo. Desde ahí les hago señas para que se retiren.
El auto plateado inicia su marcha y me quedo solo en el suelo con mi obsesión que no me permite levantarme.
jueves, junio 28, 2007
Dolor ( de Wuatas)
Un dedo roto
No causa el dolor
De un corazón fracturado,
por unos dedos firmes
de un soñador enjaulado
por la mansedumbre
de una cotidianeidad obligada
en definitiva mujer
un dedo roto
no causa el dolor
de tus piernas ahorcadas
y de tu sexo envenenado
Malogrado por tus sueños
prefabricados.
No causa el dolor
De un corazón fracturado,
por unos dedos firmes
de un soñador enjaulado
por la mansedumbre
de una cotidianeidad obligada
en definitiva mujer
un dedo roto
no causa el dolor
de tus piernas ahorcadas
y de tu sexo envenenado
Malogrado por tus sueños
prefabricados.
jueves, junio 21, 2007
Voy por la corona de Principe Blog 2007
Siempre he sido bueno para contar dinero del metrópoli… ese que no sirve para nada, en ese afán levanto mi candidatura a príncipe blog 2007. Me auto impongo esta obligación gracias a una visitante fiel a mi espacio virtual que pensó en este desgarbado sapo que le da por escribir garabatos en las puertas de los baños.
Razones para presentarme…
Razones para presentarme…
- Por todos esos que fuimos tímidos y nos sentamos en el último puesto de la sala para que nadie nos observara y se burlara de nosotros…
- Por los manflinfleros a los cuales ninguna compañera de colegio le aceptó una invitación a bailar.
- Por los que se expresaban escuchando rock y escribiendo en las mesas para que alguien los notara.
- Porque Nunca me eligieron para ser rey feo, siempre elegían al mino del curso… si alguien era feo ese era yo y nunca me eligieron.
Chicas razones para votar por mí.
-No Uso calzoncillos largos y tampoco jetones.
- No tengo halitosis, olor a pata, a sobaco ni a rodilla.
- Aún no se me caen todos los dientes ni uso corega. Puedo comer manzana.
- No soy guatón ósea no mataré a ninguna mujer con mi peso si me abalanzo sobre ella en una noche de pasión. Otro Plus, no ocupo mucha cama.
-Puedo mentir muy bien.
- tengo una capacidad extraordinaria para hacerme el hueón ¿o lo soy?
- Porque soy como Joaquín Sabina pero sin talento. Y tampoco canto.
- Gano plata… Soy Profesor… y tengo dos meses de vacaciones.
- Puedo amar a una mujer más de tres minutos…
- Se me para. Viva
-Vivo solo y no tengo gato.
- soy aburrido y me doy cuenta de eso.
- se me puede parar dos veces… ¡y en un mismo día!
-Soy cojo así que no voy a salir corriendo.
-Soy fácil…pero lamentablemente vendí mi moto.
- No me gustan las zapatillas con aire… pero las uso.
-NO Soy 100% NATURAL; TENGO Más Operaciones que la Olivarí y menos poto que él Kike Morandé.
- He vivido como seis virginidades o castidades.
- Principalmente… me gustan las mujeres de 30… y no las cabras chicas.
Ósea soy todo para usted mijitas ricas de 30. Y Si no votan por mí, por lo menos me invitan a una Pilsen, y yo invito las sopaipillas con ají.
No me interesa ganar sino competir… Así somo los Principes.
jueves, junio 14, 2007
RUPTURA. (capitulo dos: El reencuentro)

Estaba pasando un mal momento laboral y emocional cuando tomé la decisión de ubicar nuevamente a Helena.
El día que la conocí me asusté por la química que hubo entre nosotros, me comporté como un verdadero idiota, escapé igual que eso galancetes de tercer enjuague, esos que aparecen en las películas huyendo de las habitaciones de sus amantes ocasionales pues les aterra el compromiso y temen dejar de ser unas maquinas sexuales. Lo recuerdo y aún experimento rabia, me comporté como un estúpido, sentí miedo al ver su cuerpo desnudo al lado mío, pensé que no había sido el amante que ella esperaba, pensaba que el rechazo no tardaría en llegar, la angustia me consumía, el techo blanco en cualquier minuto se abalanzaría sobre mi cara, escupiéndome la rabia de las ciudades trasnochadas, no esperé más a pesar de la atracción física que me provocaba Helena, le posé la mano sobre los hombros, ella despertó por la baja temperatura de mi piel, me miró a los ojos y le dije adiós justo después de darle un leve beso en los labios y recogí mis calzoncillos y polera, para salir silenciosamente de la casa.
Cuando tomé el teléfono, por mi mente pasaban miles de ideas, pero existía una que se sobreponía a las demás. Me urgía madurar y tener algo de estabilidad emocional, ya no podía hipotecar mi vida en cada noche de juerga, las últimas de mis lecciones trasnochadas había calado muy hondo en mi ser. No era para menos, no es agradable ser el enemigo de todos en el único bar del pueblo.
El día que la conocí me asusté por la química que hubo entre nosotros, me comporté como un verdadero idiota, escapé igual que eso galancetes de tercer enjuague, esos que aparecen en las películas huyendo de las habitaciones de sus amantes ocasionales pues les aterra el compromiso y temen dejar de ser unas maquinas sexuales. Lo recuerdo y aún experimento rabia, me comporté como un estúpido, sentí miedo al ver su cuerpo desnudo al lado mío, pensé que no había sido el amante que ella esperaba, pensaba que el rechazo no tardaría en llegar, la angustia me consumía, el techo blanco en cualquier minuto se abalanzaría sobre mi cara, escupiéndome la rabia de las ciudades trasnochadas, no esperé más a pesar de la atracción física que me provocaba Helena, le posé la mano sobre los hombros, ella despertó por la baja temperatura de mi piel, me miró a los ojos y le dije adiós justo después de darle un leve beso en los labios y recogí mis calzoncillos y polera, para salir silenciosamente de la casa.
Cuando tomé el teléfono, por mi mente pasaban miles de ideas, pero existía una que se sobreponía a las demás. Me urgía madurar y tener algo de estabilidad emocional, ya no podía hipotecar mi vida en cada noche de juerga, las últimas de mis lecciones trasnochadas había calado muy hondo en mi ser. No era para menos, no es agradable ser el enemigo de todos en el único bar del pueblo.
Esa noche partí al bar con la clara misión de seducir a una chica. Me senté en la barra y comencé a beber, esperando una señal, alguna mirada que me permitiera actuar, de pronto apareció un antiguo guardia del local, este tipejo me había amenazado con golpearme simplemente porque una vez su novia me acosó y me llevó a rincones oscuros de una fiesta Rave y se aprovechó de mi cuerpo entre unos matorrales, como buen scout me resistí pero no pude negarme. Ver su cara me indigestaba, sentí un impulso irrefrenable de beber vodka, sabía que eso causaría estrago en mi sistema nervioso central y que despertaría un efecto inmanejable debido a mi consumo de pastillas traviata. Odiaba a ese guardia mal agestado, bebí y se me apagó la tele. Simplemente recuerdo que caminaba hacia mi casa y tres tipos salieron a mi encuentro, me dijeron- no te gusta hacerte el galán con las minas de otros- y me lanzaron un combo a la nariz, al levantar mi cara ensangrentada, vislumbre la posibilidad de acertar un puñetazo en la cara para uno de mis agresores, lo derribaría de seguro, pero que hacia con los otros dos, esa era la señal para una golpiza segura. Pedí una tregua, pero me ignoraron, comenzaron a lanzarme puntapiés, mientras caminaba y los esquivaba con gran maestría, cuando pensé que la situación se había calmado y que los matones se habían rehusado a mi golpiza y comenzaban su retirada, uno de ellos apareció desde las sobras y me empujó por la espalda en dirección a un canal que estaba en la orilla del camino. Resultado llegué todo mojado a casa el día más frió del invierno y con una fractura en la naríz.
Conclusión: estaba harto de problemas.
Pensé en Helena como una salida a mis dificultades, ella es tan linda y simpática, es verdad que tiene un hijo y que eso me atemoriza, pero por qué no lo intento. La llamé para invitarla a salir. Ella aceptó. Nuevamente nos juntamos en Bellavista, después de unos completos, dos horas de conversación y dos cervezas Escudo de litro, nos volvimos a besar.
Conclusión: estaba harto de problemas.
Pensé en Helena como una salida a mis dificultades, ella es tan linda y simpática, es verdad que tiene un hijo y que eso me atemoriza, pero por qué no lo intento. La llamé para invitarla a salir. Ella aceptó. Nuevamente nos juntamos en Bellavista, después de unos completos, dos horas de conversación y dos cervezas Escudo de litro, nos volvimos a besar.
martes, junio 05, 2007
RUPTURA (Primer Capítulo: El Primer Encuentro con Helena)
Nos conocimos en una reunión de una comunidad de escritores que presentaban sus trabajos en la Internet en un foro literario. Éramos los únicos no escritores del grupo, simplemente llegamos por azar a simpatizar, y nos reímos a carcajadas de la petulancia arrogante de los comensales, que con su exagerado ego comentaban sobre sus magníficos escritos. Entre risas y miradas nos escapamos rumbo a un bar.
Invité a Helena a una cerveza. Nos sentamos en una terraza de Bellavista. Ella lucía una melena corta y rizaba coloreada con tintes rojizos que le sentaban muy natural a su piel clara y a sus ojos almendrados de color castaña. Mientras servía la heinecken directamente a su vaso y la espuma se levantaba en busca de aire, no pude dejar de observar sus hombros tostados que se vislumbraban debajo de esa coqueta polera de rayas blancas y negras sin mangas, la cual le otorgaba un aspecto singular entre punk y una sofisticada elegancia urbana. Después de tres botellas de cerveza nuestra química estaba por los cielos, se podía ver a kilómetros como una humareda provocada por la quema de pastizales. Antes de nuestro primer beso, me fijé en sus ojos, los adornaba con un lápiz delineador negro y una sombra oscura sobre los párpados, y me acordé de su hijo y del idiota de su ex-pareja, cada iris me relataba su historia y pensamientos, veía en ella las noches de desvelos, sufrimiento y soledad, revelándose en silenciosos y desesperados gritos, señal inequívoca de sus deseos por disfrutar de sus últimos años de juventud y locura estival. Toda esa frustración dejó su rostro marcado con surcos que señalaban el camino de sus lagrimas negras. Esa noche no pude evitar ser honesto y contarle todas esas imágenes que ella me provocaba, y terminamos haciendo el amor en su departamento como dos fieras en celo. Ese fue el primer paso de nuestra relación.
Invité a Helena a una cerveza. Nos sentamos en una terraza de Bellavista. Ella lucía una melena corta y rizaba coloreada con tintes rojizos que le sentaban muy natural a su piel clara y a sus ojos almendrados de color castaña. Mientras servía la heinecken directamente a su vaso y la espuma se levantaba en busca de aire, no pude dejar de observar sus hombros tostados que se vislumbraban debajo de esa coqueta polera de rayas blancas y negras sin mangas, la cual le otorgaba un aspecto singular entre punk y una sofisticada elegancia urbana. Después de tres botellas de cerveza nuestra química estaba por los cielos, se podía ver a kilómetros como una humareda provocada por la quema de pastizales. Antes de nuestro primer beso, me fijé en sus ojos, los adornaba con un lápiz delineador negro y una sombra oscura sobre los párpados, y me acordé de su hijo y del idiota de su ex-pareja, cada iris me relataba su historia y pensamientos, veía en ella las noches de desvelos, sufrimiento y soledad, revelándose en silenciosos y desesperados gritos, señal inequívoca de sus deseos por disfrutar de sus últimos años de juventud y locura estival. Toda esa frustración dejó su rostro marcado con surcos que señalaban el camino de sus lagrimas negras. Esa noche no pude evitar ser honesto y contarle todas esas imágenes que ella me provocaba, y terminamos haciendo el amor en su departamento como dos fieras en celo. Ese fue el primer paso de nuestra relación.
domingo, mayo 20, 2007
Virginia Tech

Siento su agresión, Su miedo amenazante
Sus barreras invisibles,
Estampada en una coraza de carne machacada,
Ignoro sus yagas de burlas e infamias
sus ojos petrificados de dolor
por su llanto silencioso
manifestación de auxilio en alaridos monocordes.
Su corbata asfixiante en su cuello condenado
Solo sus manos parecían tener movimiento
Expresión de una vida
Registros de sentimientos oscuros
Su vilipendiados pantalones negros
Esconden su miembro invalido
Que se propaga y expande en forma de arma
Sus gritos son balas
Epístola de incomunicación y locura
Sus frases bajan en un charco de sangre
Que se levantará como un monumento
Y en su granito se observará un gigantesco
¿Por qué? (y por qué no)
Sus barreras invisibles,
Estampada en una coraza de carne machacada,
Ignoro sus yagas de burlas e infamias
sus ojos petrificados de dolor
por su llanto silencioso
manifestación de auxilio en alaridos monocordes.
Su corbata asfixiante en su cuello condenado
Solo sus manos parecían tener movimiento
Expresión de una vida
Registros de sentimientos oscuros
Su vilipendiados pantalones negros
Esconden su miembro invalido
Que se propaga y expande en forma de arma
Sus gritos son balas
Epístola de incomunicación y locura
Sus frases bajan en un charco de sangre
Que se levantará como un monumento
Y en su granito se observará un gigantesco
¿Por qué? (y por qué no)
sábado, abril 07, 2007
¿Mentiras Piadosas? ¿Sinceridad Brutal?
Llegué apurado a la sala de clases. Sin querer me tropezaba con mis propias palabras, mis confusiones eran más enredadas que un zarzamora. Esa inmovilizante sensación de duda me paralizaba, necesitaba sacar lucidez de algún lugar, ¿pero donde?, tenía que dejar de pensar, sólo actuar y conducirme por intermedio de mi instinto. Necesitaba urgentemente guardar mis problemas en algún recóndito lugar de mi memoria, un lugar donde el olvido fuera más fuerte que mis ganas por recordar.
Traté de buscar tranquilidad en el libro de clases, comencé a nombra apellido por apellido, desde A a la Z, desde Aranguiz a Zapata, pasando por Morales y Soto. Mi voz y sus lacónicos presentes profesor, me hicieron ver un pequeño halo de tranquilidad. La seguridad de mi hablar y movimiento volvió radicalmente, como una ola que golpea la arena del litoral.
Pero esa frágil seguridad que alcanzaba estaba condenada. Justo al terminar de pasar la asistencia un bosque de manos nuevas se alzaron en señal de pregunta. Por un segundo pensé que me paralizaría, sabía que tanta dedos apuntando el techo no era nada bueno. Frente a ese imprevisto, reaccioné como acostumbro de los momentos de crisis, con descaro y una sinceridad brutal.
-Profesor Roberto usted nos prometió que hoy veríamos una película sobre la sociedad del siglo XXI- dijo el joven Ignacio Ibarra.
Maldición, Ignacio tenía toda la razón, pero para mi infortunio había dejado la película “El Oso Rojo” de Adrián Cayetano en la casa, además había olvidado reservar la sala de multitaller para exponer el Film.
-Jóvenes escuchen con atención; hoy les enseñaré una lección que nunca olvidaran ( Que pretencioso sonaba de mi parte):
“Los adultos solemos mentir” no lo olviden, como a mí se me olvidó la película”, pero ese pequeño inconveniente no es motivo para dejar de hacer clases, hoy veremos otra realidad del planeta en el siglo XXI.- dije con total desparpajo.
Algo increíble empezó a desarrollarse. El curso se quedó en silencio, no hubo ningún signo de reclamo. Pensé que al confesarle mi verdad el curso estallaría en alaridos quejumbrosos pero no fue así. Para mi sorpresa mi confesión adquirió un tono tan solemne que ningún alumno me cuestionó. Era un verdadero milagro. Pero quedé con una gran sensación de vacío, frente a una pregunta ¿Por qué los alumnos actuaron de esa manera?
- Será que los jóvenes aceptan la verdad a pesar de su crueldad de una mejor forma que los adultos, o talvez ellos buscan sinceridad ante todo. O el fondo del asunto residía en la confianza y compenetración que estábamos adquiriendo entre alumnos y profesor. Prefiero pensar que es la última alternativa y que los alumnos respetan mi sinceridad y persona, sabiendo que soy un viejo de historia con una cabeza de pollo de primera. Aceptándonos tal como somos con virtudes y defectos. Si es así vamos en el camino de un aula más Humana y plena, con ausencia de juicios y pre-juicios.
Traté de buscar tranquilidad en el libro de clases, comencé a nombra apellido por apellido, desde A a la Z, desde Aranguiz a Zapata, pasando por Morales y Soto. Mi voz y sus lacónicos presentes profesor, me hicieron ver un pequeño halo de tranquilidad. La seguridad de mi hablar y movimiento volvió radicalmente, como una ola que golpea la arena del litoral.
Pero esa frágil seguridad que alcanzaba estaba condenada. Justo al terminar de pasar la asistencia un bosque de manos nuevas se alzaron en señal de pregunta. Por un segundo pensé que me paralizaría, sabía que tanta dedos apuntando el techo no era nada bueno. Frente a ese imprevisto, reaccioné como acostumbro de los momentos de crisis, con descaro y una sinceridad brutal.
-Profesor Roberto usted nos prometió que hoy veríamos una película sobre la sociedad del siglo XXI- dijo el joven Ignacio Ibarra.
Maldición, Ignacio tenía toda la razón, pero para mi infortunio había dejado la película “El Oso Rojo” de Adrián Cayetano en la casa, además había olvidado reservar la sala de multitaller para exponer el Film.
-Jóvenes escuchen con atención; hoy les enseñaré una lección que nunca olvidaran ( Que pretencioso sonaba de mi parte):
“Los adultos solemos mentir” no lo olviden, como a mí se me olvidó la película”, pero ese pequeño inconveniente no es motivo para dejar de hacer clases, hoy veremos otra realidad del planeta en el siglo XXI.- dije con total desparpajo.
Algo increíble empezó a desarrollarse. El curso se quedó en silencio, no hubo ningún signo de reclamo. Pensé que al confesarle mi verdad el curso estallaría en alaridos quejumbrosos pero no fue así. Para mi sorpresa mi confesión adquirió un tono tan solemne que ningún alumno me cuestionó. Era un verdadero milagro. Pero quedé con una gran sensación de vacío, frente a una pregunta ¿Por qué los alumnos actuaron de esa manera?
- Será que los jóvenes aceptan la verdad a pesar de su crueldad de una mejor forma que los adultos, o talvez ellos buscan sinceridad ante todo. O el fondo del asunto residía en la confianza y compenetración que estábamos adquiriendo entre alumnos y profesor. Prefiero pensar que es la última alternativa y que los alumnos respetan mi sinceridad y persona, sabiendo que soy un viejo de historia con una cabeza de pollo de primera. Aceptándonos tal como somos con virtudes y defectos. Si es así vamos en el camino de un aula más Humana y plena, con ausencia de juicios y pre-juicios.
lunes, marzo 26, 2007
reflexiones de Un Operado de la Nariz...

He meditado sobre muchas cosas...y mí principal verdad, descubierta en reposo y en cama… ha sido " es difícil pensar de amor, cuando sólo respiras por la boca… para amar se necesita la nariz, sino es muy difícil decir te quiero... ¿cualquier mujer de mundo soñaría con el sollozo gangoso y sanguinolento de un sin nariz? con la boca llena de grasa reseca por el aire que quema cuando inhala...
Según mi mirada..."La mujeres No Quieren ese tipo de Te Quieros"
Según mi mirada..."La mujeres No Quieren ese tipo de Te Quieros"
quieren te quiero de peliculas, con buen olor y voz de macho en celo.
además quería comentar algunas de mis dificilcultades de pos operado de una rinoplastía...
-Los primeros días pasé con diarrea ... pues comía puros lactéos, pues no podía hacer trabajar mi mandibula...
- Dejo ls sabanas manchadas con sangre cuando duermo.
-Hablo como abuelito y como colados como senil.
varías personas me pregunta si después me voy a reconocer con mi nariz nueva... si no me voy a sentir extraño. si lo más extraño es no poder respirar...chuta, parezco "canción de Maná".
una rinosplastía no tiene nada de glamoroso. Si no hubiera poseiso una nariz de boxeador, no le recomiendo a nadie esta operación...
y bueno ..che ...esa es una foto de Chooos (yo), el Cristían y la che Fannia en Bariloche.
martes, marzo 20, 2007
las fotografías

Como decían sus compañeros Rubén era un Joven píola, como cualquiera de su edad. Realizaba a tiempo sus actividades escolares, no molestaba a las personas de su entorno, evitaba compartir demasiado con los alumnos del colegio y lo que es más desconcertante, parecía no tener actividades extravagantes. Rubén vestía como un joven normal y circunspecto, distante de los habituales ropajes negros y desaliñados, alejado de toda la estética juvenil de moda, sin aros en los labios, narices y cejas, tampoco lucia tatuajes.
En los pasillos comentaban que la razón de su irremediable acto era una locura de amor, motivado por la urgente necesidad de perder la castidad. Pero su madre negaba esa hipótesis, pues nunca lo vio distraído mientras intentaba escribir alguna supuesta carta de amor, tampoco encontró fotografías de alguna compañera en sus revistas. Ni mucho menos algún nombre inmortalmente tatuado en la cara trasera de sus cuadernos.
Por eso cuando su madre lo descubrió ahorcado en la bodega de su casa, la noticia impactó a todo el pueblo de Talagante. Su cuerpo permaneció 24 horas colgado en el lugar que Rubén había elegido para su muerte, porque un domingo por la mañana es casi imposible encontrar jueces disponibles para constituirse en el lugar del suceso.
Su Madre estuvo meses tratando de comprender la drástica decisión de su primogénito. Visitó a varios doctores, comenzó a ingerir una cantidad apreciable de antidepresivos de última generación, a pesar que los medicamentos funcionaban, no podía evitar sentir su ausencia.
Después de su muerte uno de los principales pasatiempos de la Señora Helena era escudriñar en los rincones de la habitación de Rubén, a pesar que esa caja siempre estuvo anclada sobre una repisa, se demoró semanas en abrirla, pues intuía que ahí podía encontrar una verdad que a lo mejor ella no estaba preparada para aceptar. Su corazón latía lenta y profundamente, como los metódicos golpes de un Gong, sus ojos adquirieron una textura que se asemejaba a un cristal húmedo, ella posó una de sus manos en la tapa de la caja de cartón y la destapó decididamente.
La pequeña caja de cartón que antiguamente era el recipiente comercial de 10 CDS. No contenía ningún elemento revelador, solo se encontraban depositadas ahí unas dos centenas de fotos en blanco y negro recortadas de los diarios. Helena pausadamente se dispuso a observarlas una por una. Después las apiló en grupos:
1) En el primero estaban las fotografías relacionadas con las actrices de cine, entre ellas se encontraban: Drew Barrymore, Julie Delpy, Alicia Silvertones, Asia Argento, Audrey Tautou, Bridget Fonda, Irene Jacob, Juliette Binoche, Kate Winslet, Angelina Jolie, Winona Ryder, y Kathie Holmes entre otras.
2) Grupo dos, artistas: Stanley Kubrick, Bob Dylan, Jack Kerouc, Jorge Luis Borges, Robert De Niro, Jack Nicholson, Marlon Brando, Nick Drake, Lou Reed, entre otros.
3) Afiches de Películas: Toro Salvaje, Belleza Americana, El Resplandor, Perros de la Calles, Sonatime, Bleu, Blanc, Rouge, Amelie, La Naranja Mecánica, La Vida es Bella, la Otra Cara del Amor, El Padrino, y Las Vírgenes Suicidas.
4) Grupos de Rock: The Clash, los Ramones, Ac-Dc, Iron Maiden, Pixies, Nirvana, Mazzy Star, Radiohead y David Bowie.
5) Grandes catástrofes: un montón de imágenes sobre la Segunda guerra Mundial; La captura de Berlín, los campos de concentración, fosas comunes con miles de cadáveres de persona de Religión judía, escenas de las Batallas de Stalingrado y Normandía, y los últimos bombardeos de la guerra de los Balcanes.
Cuando la señora Helena se concentró en una fotografía de la entrada del ejército Rojo a Berlín su mente viajó hacia la figura de su marido, a Ella le molestaba sobre manera la actitud que había mostrado el Profesor Fuentes frente a la muerte de su hijo, distante, como si comprendiese las razones que motivaron a Rubén a adoptar tan lamentable decisión. El chacal Fuentes “apodo que lo distinguía en el colegio” siempre había incentivado la veta artística de su hijo, veían películas tardes enteras y no eran precisamente las de Disney. Ella por una minúscula fracción de segundo pensó que el culpable del insoportable martirio que padecía era su marido, por introducirle en la cabeza esas ideas raras, por mostrarle esas películas que no eran para jóvenes de su edad.
6) Fotos de Catástrofes Naturales: la erupción del Volcán Lonquimay, El tsumani del sudeste asiático, los huracanes de centro América etc.
7)Fotos de Crímenes ecológico: las muertes de los cisnes de cuello negro en el río Cruces en Valdivia, la tala de árboles en el sur de Chile, el incendio de las torres del Paine, los ensayos nucleares del atolón de Muroroa, la quema de los yacimientos petroleros de Kuwait y el lamentable accidente atómico de Chernobyl.
9) Fotos pueblos abandonados: los indígenas aymaras después del terremoto. Los kurdos, los afganos, pakistaníes, iraquíes, y los niños hambrientos del centro de África.
10) Fotos de criminales: Charles Manson, el Tila, Pinochet, Adolfo Hitler, Cupertino Andaur, el Mamo Contreras, Noriega, y G. Bush.
11) Fotos de personas desposeídas y abandonadas: una infinidad de vagabundos hambrientos de todas partes del mundo, los cuales parecían integrar la población de un país distinto y único en el planeta, donde no existía idioma, nacionalidad, bondad, solidaridad, ni las esperanzas, donde el sentimiento que los enlazaba era la penuria, el dolor y la necesidad amparada en el egoísmo.
La señora Helena al observar las fotos sintió una profunda tristeza, y más que descubrir respuestas que aliviaran su dolor, dentro de la caja encontró cientos de dudas. Pero al observar con cuidado el fondo del recipiente, -justo antes de Guardar las imágenes de papel de diario-, tropezó con un pequeño dibujo elaborado en lápiz de carbón con los suaves trazos de un bosquejo, en esa desamparada hoja de maquina estaban plasmados las últimas líneas de una vida, en ella se representaba a un joven muy parecido a Rubén, observando unas simples montañas, a los pies de un árbol que se ubicaba al costado de un solitario río que bajaba de una cumbre, y en su blanco cielo ausente de soles estaba marcada la siguiente frase: “Es Aquí donde se Encuentra mi Vida”, la Señora Helena no pudo hacer más que llorar desconsoladamente.
En los pasillos comentaban que la razón de su irremediable acto era una locura de amor, motivado por la urgente necesidad de perder la castidad. Pero su madre negaba esa hipótesis, pues nunca lo vio distraído mientras intentaba escribir alguna supuesta carta de amor, tampoco encontró fotografías de alguna compañera en sus revistas. Ni mucho menos algún nombre inmortalmente tatuado en la cara trasera de sus cuadernos.
Por eso cuando su madre lo descubrió ahorcado en la bodega de su casa, la noticia impactó a todo el pueblo de Talagante. Su cuerpo permaneció 24 horas colgado en el lugar que Rubén había elegido para su muerte, porque un domingo por la mañana es casi imposible encontrar jueces disponibles para constituirse en el lugar del suceso.
Su Madre estuvo meses tratando de comprender la drástica decisión de su primogénito. Visitó a varios doctores, comenzó a ingerir una cantidad apreciable de antidepresivos de última generación, a pesar que los medicamentos funcionaban, no podía evitar sentir su ausencia.
Después de su muerte uno de los principales pasatiempos de la Señora Helena era escudriñar en los rincones de la habitación de Rubén, a pesar que esa caja siempre estuvo anclada sobre una repisa, se demoró semanas en abrirla, pues intuía que ahí podía encontrar una verdad que a lo mejor ella no estaba preparada para aceptar. Su corazón latía lenta y profundamente, como los metódicos golpes de un Gong, sus ojos adquirieron una textura que se asemejaba a un cristal húmedo, ella posó una de sus manos en la tapa de la caja de cartón y la destapó decididamente.
La pequeña caja de cartón que antiguamente era el recipiente comercial de 10 CDS. No contenía ningún elemento revelador, solo se encontraban depositadas ahí unas dos centenas de fotos en blanco y negro recortadas de los diarios. Helena pausadamente se dispuso a observarlas una por una. Después las apiló en grupos:
1) En el primero estaban las fotografías relacionadas con las actrices de cine, entre ellas se encontraban: Drew Barrymore, Julie Delpy, Alicia Silvertones, Asia Argento, Audrey Tautou, Bridget Fonda, Irene Jacob, Juliette Binoche, Kate Winslet, Angelina Jolie, Winona Ryder, y Kathie Holmes entre otras.
2) Grupo dos, artistas: Stanley Kubrick, Bob Dylan, Jack Kerouc, Jorge Luis Borges, Robert De Niro, Jack Nicholson, Marlon Brando, Nick Drake, Lou Reed, entre otros.
3) Afiches de Películas: Toro Salvaje, Belleza Americana, El Resplandor, Perros de la Calles, Sonatime, Bleu, Blanc, Rouge, Amelie, La Naranja Mecánica, La Vida es Bella, la Otra Cara del Amor, El Padrino, y Las Vírgenes Suicidas.
4) Grupos de Rock: The Clash, los Ramones, Ac-Dc, Iron Maiden, Pixies, Nirvana, Mazzy Star, Radiohead y David Bowie.
5) Grandes catástrofes: un montón de imágenes sobre la Segunda guerra Mundial; La captura de Berlín, los campos de concentración, fosas comunes con miles de cadáveres de persona de Religión judía, escenas de las Batallas de Stalingrado y Normandía, y los últimos bombardeos de la guerra de los Balcanes.
Cuando la señora Helena se concentró en una fotografía de la entrada del ejército Rojo a Berlín su mente viajó hacia la figura de su marido, a Ella le molestaba sobre manera la actitud que había mostrado el Profesor Fuentes frente a la muerte de su hijo, distante, como si comprendiese las razones que motivaron a Rubén a adoptar tan lamentable decisión. El chacal Fuentes “apodo que lo distinguía en el colegio” siempre había incentivado la veta artística de su hijo, veían películas tardes enteras y no eran precisamente las de Disney. Ella por una minúscula fracción de segundo pensó que el culpable del insoportable martirio que padecía era su marido, por introducirle en la cabeza esas ideas raras, por mostrarle esas películas que no eran para jóvenes de su edad.
6) Fotos de Catástrofes Naturales: la erupción del Volcán Lonquimay, El tsumani del sudeste asiático, los huracanes de centro América etc.
7)Fotos de Crímenes ecológico: las muertes de los cisnes de cuello negro en el río Cruces en Valdivia, la tala de árboles en el sur de Chile, el incendio de las torres del Paine, los ensayos nucleares del atolón de Muroroa, la quema de los yacimientos petroleros de Kuwait y el lamentable accidente atómico de Chernobyl.
9) Fotos pueblos abandonados: los indígenas aymaras después del terremoto. Los kurdos, los afganos, pakistaníes, iraquíes, y los niños hambrientos del centro de África.
10) Fotos de criminales: Charles Manson, el Tila, Pinochet, Adolfo Hitler, Cupertino Andaur, el Mamo Contreras, Noriega, y G. Bush.
11) Fotos de personas desposeídas y abandonadas: una infinidad de vagabundos hambrientos de todas partes del mundo, los cuales parecían integrar la población de un país distinto y único en el planeta, donde no existía idioma, nacionalidad, bondad, solidaridad, ni las esperanzas, donde el sentimiento que los enlazaba era la penuria, el dolor y la necesidad amparada en el egoísmo.
La señora Helena al observar las fotos sintió una profunda tristeza, y más que descubrir respuestas que aliviaran su dolor, dentro de la caja encontró cientos de dudas. Pero al observar con cuidado el fondo del recipiente, -justo antes de Guardar las imágenes de papel de diario-, tropezó con un pequeño dibujo elaborado en lápiz de carbón con los suaves trazos de un bosquejo, en esa desamparada hoja de maquina estaban plasmados las últimas líneas de una vida, en ella se representaba a un joven muy parecido a Rubén, observando unas simples montañas, a los pies de un árbol que se ubicaba al costado de un solitario río que bajaba de una cumbre, y en su blanco cielo ausente de soles estaba marcada la siguiente frase: “Es Aquí donde se Encuentra mi Vida”, la Señora Helena no pudo hacer más que llorar desconsoladamente.
martes, marzo 13, 2007
Mi Violencia
martes, enero 30, 2007
Su último día (segunda parte y final). Homenaje a mi Padre
Cuando miraba sus enrojecidos ojos, humedecido por sentimientos que yo no soy capaz de dimensionar, no pude experimentar más que temor. ¿Qué ha sucedido en eso cuarenta y ocho años de trabajo?, ¿Qué situaciones han ocurrido?, ¿Ha sido feliz?, ¿Ha sufrido?, ¿Cuántas decepciones ha tenido que soportar?, Realmente frente a ese misterio me siento disminuido, ignorante, y me doy cuenta que desconozco una faceta de la existencia de mi padre, una vida que me ha sido invisible.
Solamente se me han enunciado vagos titulares de un puzzle que talvez nunca pueda solucionar.
Las cosas que conozco de la vida laboral mí Padre son:
- entró a la fabrica a los 14 años.
- sus dos hermanos, que ahora están muertos, comenzaron a trabajar en la empresa sólo unos años antes que él.
- juntos a ellos, disfrutó el mundial de Chile, hasta soñaron en comprar una televisión, pero terminaron viendo los partidos de la selección en una televisión empotrada en un pedestal de madera ubicada en el centro la plaza.
- en 1965 la empresa de Zapatos sólo en su sede de Peñaflor contaba con aproximadamente 3000 trabajadores, -también existían las sedes de Melipilla (dedicada a la curtiembre) y la bodega de Cerrillo.
- vivió toda la efervescencia política de Chile de finales de los sesenta y principios de los setenta, en medio de una fabrica paralizada, dividida y de continuas huelgas.
-el golpe de Estado y el posterior toque de queda, transformó a la empresa en un prodigio de la producción, cercada por el temor, a pesar de eso no hubo ningún desaparecido entre los trabajadores.
- se casó en 1976. Mi madre que también trabajaba en la empresa, pero ella pertenecía al departamento de contabilidad. Mi Padre aún era obrero
-cuando trabajaba en Talleres y comenzaba la década de los ochentas, fue ascendido de obrero a empleado. Chile vivía una complicaba crisis económica.
-1984 vino el dueño de la Fábrica directamente desde Canadá, y en una elegante ceremonia le entregaron un reloj de oro marca Longines a mi Padre por sus 25 años de servicio en la Empresa.
-1987 mi familia sufre una fuerte crisis, mis padres casi se separan, las razones las ignoro, lo único que sé, es que mi madre lloraba mucho.
-1988 en una sobria ceremonia le entregaron un Reloj Longines de oro, a mi madre por sus 25 años de servicio en la Empresa.
- en 1989 mi madre fue despedida, nunca más volvió a trabajar en ninguna otra empresa
- en 1990 fue ascendido al departamento de Modelaje Técnico.
- en 1999 el Jefe al cual más respetó, don Enrique, muere en circunstancia que desconozco.
- 2004 se cierra la bodega y la sede de Melipilla, centrando las labores de la industria en Peñaflor, la fabrica cuenta con una planta 1200 de trabajadores.
-después de 48 años Trabajo, el 4 de enero del 2005 fue despedido, junto a diez compañeros, de ellos sólo sintió tristeza por uno, su amigo Norberto.
Me gustaría, preguntarle a mi Padre muchas cosas sobre esa vida que desconozco, de su existencia, sus experiencias, sus errores, ¿a donde quedaron las bromas?, Los sobrenombres, el sexo, los romances furtivos, la alegría, las penas, las traiciones, los secretos y las envidias entre compañeros. Pero aunque me pesé, su vida y sus recuerdos son un patrimonio que solamente él puede disponer, además no sé si tenga el coraje, para enfrentarme a él y preguntarle sobre esos temas, la razón no la tengo clara, talvez sea por que lo quiero mucho, quizás simplemente es por respeto.
Ese día destapamos una botella de vino finísima que estaba guardada para las grandes ocasiones, llevaba años posada en la biblioteca del comedor. Me senté junto a ellos, mi madre lo acompañaba y le daba ideas de las cosas que podía hacer en su futuro, ella sabia lo terrible que era que te despidieran de una trabajo después de tanto tiempo. Entre ellos las palabras no sobraban, hace tiempo que no los había visto tan unidos, no me quedó otra alternativa que mirarlos y dejarlos en paz. Disfruté el vino, lo encontré delicioso, raramente esa ha sido la única vez que sentí que mis padres eran libres, libres de verdad.
Un vago remordimiento se azota en mis vísceras y no sé que hacer con él. Trató de mantener serio, sereno, pero muy cercano, pues, no me gustaría que mi padre supiera lo que siento.
La sombra del trabajo me persigue, nublando mis expectativas, no deseo ser una mala mueca de mi mismo. Sé que debo hacerlo pronto, pero no acierto en el modo. Aunque reconozco que en esa área he cometido errores, pero la exclusividad de la culpa no sólo recae en mí persona.
Sinceramente, después de mucho tiempo, hoy me siento paralizado.
No es el trabajo lo que me asusta, es el olvido, que nos borra despiadadamente de los seres que amamos, ese olvido que hoy siento, esa melancolía, esa ignorancia que me aterra y se confunde con el peor de los aliados, el inescrutable, riguroso y egoísta deslizar del tiempo, qué como el río del estigio nos conduce hacia a la muerte, sé que es un trayecto que todos debemos emprender, talvez mi padres primero que yo, eso nadie lo sabe. Solo cabe esperar, asumir, y disfrutar esas humeantes tazas té que sirve mi madre, esperando que eso días implacables que se avecinan, -como el que hoy padece mi familia-, demoren mucho años más en llegar.
Solamente se me han enunciado vagos titulares de un puzzle que talvez nunca pueda solucionar.
Las cosas que conozco de la vida laboral mí Padre son:
- entró a la fabrica a los 14 años.
- sus dos hermanos, que ahora están muertos, comenzaron a trabajar en la empresa sólo unos años antes que él.
- juntos a ellos, disfrutó el mundial de Chile, hasta soñaron en comprar una televisión, pero terminaron viendo los partidos de la selección en una televisión empotrada en un pedestal de madera ubicada en el centro la plaza.
- en 1965 la empresa de Zapatos sólo en su sede de Peñaflor contaba con aproximadamente 3000 trabajadores, -también existían las sedes de Melipilla (dedicada a la curtiembre) y la bodega de Cerrillo.
- vivió toda la efervescencia política de Chile de finales de los sesenta y principios de los setenta, en medio de una fabrica paralizada, dividida y de continuas huelgas.
-el golpe de Estado y el posterior toque de queda, transformó a la empresa en un prodigio de la producción, cercada por el temor, a pesar de eso no hubo ningún desaparecido entre los trabajadores.
- se casó en 1976. Mi madre que también trabajaba en la empresa, pero ella pertenecía al departamento de contabilidad. Mi Padre aún era obrero
-cuando trabajaba en Talleres y comenzaba la década de los ochentas, fue ascendido de obrero a empleado. Chile vivía una complicaba crisis económica.
-1984 vino el dueño de la Fábrica directamente desde Canadá, y en una elegante ceremonia le entregaron un reloj de oro marca Longines a mi Padre por sus 25 años de servicio en la Empresa.
-1987 mi familia sufre una fuerte crisis, mis padres casi se separan, las razones las ignoro, lo único que sé, es que mi madre lloraba mucho.
-1988 en una sobria ceremonia le entregaron un Reloj Longines de oro, a mi madre por sus 25 años de servicio en la Empresa.
- en 1989 mi madre fue despedida, nunca más volvió a trabajar en ninguna otra empresa
- en 1990 fue ascendido al departamento de Modelaje Técnico.
- en 1999 el Jefe al cual más respetó, don Enrique, muere en circunstancia que desconozco.
- 2004 se cierra la bodega y la sede de Melipilla, centrando las labores de la industria en Peñaflor, la fabrica cuenta con una planta 1200 de trabajadores.
-después de 48 años Trabajo, el 4 de enero del 2005 fue despedido, junto a diez compañeros, de ellos sólo sintió tristeza por uno, su amigo Norberto.
Me gustaría, preguntarle a mi Padre muchas cosas sobre esa vida que desconozco, de su existencia, sus experiencias, sus errores, ¿a donde quedaron las bromas?, Los sobrenombres, el sexo, los romances furtivos, la alegría, las penas, las traiciones, los secretos y las envidias entre compañeros. Pero aunque me pesé, su vida y sus recuerdos son un patrimonio que solamente él puede disponer, además no sé si tenga el coraje, para enfrentarme a él y preguntarle sobre esos temas, la razón no la tengo clara, talvez sea por que lo quiero mucho, quizás simplemente es por respeto.
Ese día destapamos una botella de vino finísima que estaba guardada para las grandes ocasiones, llevaba años posada en la biblioteca del comedor. Me senté junto a ellos, mi madre lo acompañaba y le daba ideas de las cosas que podía hacer en su futuro, ella sabia lo terrible que era que te despidieran de una trabajo después de tanto tiempo. Entre ellos las palabras no sobraban, hace tiempo que no los había visto tan unidos, no me quedó otra alternativa que mirarlos y dejarlos en paz. Disfruté el vino, lo encontré delicioso, raramente esa ha sido la única vez que sentí que mis padres eran libres, libres de verdad.
Un vago remordimiento se azota en mis vísceras y no sé que hacer con él. Trató de mantener serio, sereno, pero muy cercano, pues, no me gustaría que mi padre supiera lo que siento.
La sombra del trabajo me persigue, nublando mis expectativas, no deseo ser una mala mueca de mi mismo. Sé que debo hacerlo pronto, pero no acierto en el modo. Aunque reconozco que en esa área he cometido errores, pero la exclusividad de la culpa no sólo recae en mí persona.
Sinceramente, después de mucho tiempo, hoy me siento paralizado.
No es el trabajo lo que me asusta, es el olvido, que nos borra despiadadamente de los seres que amamos, ese olvido que hoy siento, esa melancolía, esa ignorancia que me aterra y se confunde con el peor de los aliados, el inescrutable, riguroso y egoísta deslizar del tiempo, qué como el río del estigio nos conduce hacia a la muerte, sé que es un trayecto que todos debemos emprender, talvez mi padres primero que yo, eso nadie lo sabe. Solo cabe esperar, asumir, y disfrutar esas humeantes tazas té que sirve mi madre, esperando que eso días implacables que se avecinan, -como el que hoy padece mi familia-, demoren mucho años más en llegar.
martes, enero 02, 2007
Su último día

El Sabía que algún día este momento llegaría. Supongo que lo imaginó más de mil veces, pero la realidad fiel a su sentido de justicia y severidad se encargó de desengañarlo, rompiendo la fragilidad de sus certezas.
Era un día de enero, el cuarto del año que recién comenzaba, hacia calor, la temperatura bordeaba los 30º centígrados. La puerta del comedor se abrió a eso de las 3:40 de la tarde, fue extraño porque mi Padre acostumbraba llegar a las 4:30 del trabajo.
Él se cruzó por delante de mi pieza sin mirarme, no saludó a mis hermanos que estaban frente al computador, ellos tampoco lo tomaron mucho en cuenta porque veían una película de animé. Cargaba consigo una bolsa de plástico que contenía un par de cotonas blancas y muchos papeles, dejándola sobre la mesa, yo me levanté de la cama con mi torso desnudo y sudoroso, gritando a toda boca -Papá por qué llegaste a esta hora-, él me miró con sus ojos enrojecidos ( siempre los acostumbraba a tener así, parece que era por causa de la hipertensión), pero ese día su rostro no lo acompañaba, tenía un gesto triste, él levantó su mano derecha, la cruzó hacia su hombro izquierdo y la deslizo paralelo a su torso, atravesándola por el medio de su cuello, señalando que estaba sentenciado, como si fuera a morir, y lo entendí todo.
-¿Papá te despidieron?.
Esquivando mis ojos, cerró los suyos y movió la cabeza en señal de afirmación, después se dio la vuelta y se dirigió a la pieza de mi madre. Ella como era de costumbre a esa hora de la tarde estaba viendo las teleseries. Lo miró y le preguntó – ¿Qué pasa Viejito?- él con un esfuerzo extraordinario y arrastrando con fuerza las palabras que no quería pronunciar, lo dijo – Me Echaron- y se largó a llorar, soltando su pecho henchido de emociones. Ella lo miró enternecida, lo abrazó con una fuerza ajena a la juventud y lo consoló diciendo – No importa viejito-, en ese momento yo también lo abrasé, pero no pude decir nada.
Al escuchar el llanto mis hermanos se acercaron y también lo abrazaron. Después de calmarse, comenzó a sacar sus papeles y utensilios que ocupaba en el trabajo, mientras contaba detalles de su desvinculación de la empresa, y como habían despedido a ciento cuarenta personas y que de su departamento había quedado reducido a la mitad, mi madre trataba de esgrimir argumentos, que redujera el desconsuelo de nuestro apenado sostén
-Esa Empresa nunca más volverá a ser lo que fue con los gringos, por eso es mejor que te hayan echado ahora antes que quebrara- dijo mi madre, quién también había trabajado ahí por más de 27 años.
- Si tienes razón –dijo mi padre- esta fabrica esta destinada a transformarse en una bodega, ya no se puede competir con los zapatos hechos en China.
-sipo, si esos hueones trabajan por un plato de arroz- dijo mi hermano Patricio.
Mi hermano José intruseaba la bolsa, revisando el contenido, leyendo distraídamente los papeles, las colillas de sueldo, jugando con el filo de una chaveta, estirando la cinta de medir, como si entre esos objetos fuera a encontrar un paquete de galletas que saciara su hambre, mientras que yo no podía dejar de pensar que mi padre trabajó 48 años de su vida en esa empresa de Zapatos.
Él comenzó a ganarse la vida a los 14 cuando entró de interno a la escuela de calzado que la fabrica tenia dedicada a capacitar a sus trabajadores, política iniciada mediado de los años cincuenta y que tan sólo duró una década.
Mi padre, trata de no demostrar su tristeza, pero es imposible, quiere dar la impresión que las cosas están en orden, que tiene todo planificado, que esta decisión de la empresa estaba entre sus cálculos, que es un proceso lógico, y que mañana estará mejor. Pero sus ojos lo delatan, lagrimean sin querer, esta imagen de mi progenitor no hace más que torturarme, me siento culpable, a pesar del orgullo que él siente por mí. Sin embargo, yo me siento como un vago, un inútil que no es capaz de encontrar trabajo en lo que estudió, que vive de peguitas ocasionales, que solo me alcanza para comprarme un polera, un pantalón y un par de cervezas los fines de semana. En marzo voy a cumplir dos años de cesantía, a pesar de aquello me sentía tranquilo, porque tenía un padre generoso que ahora esta cesante.
Aunque lo intenté con una avalancha de repentinos pensamientos optimistas una sensación bizarra me invadió el corazón, mezcla ácida de frustración y un respeto inconmensurable por él dolor ajeno. Situaciones como estas me hacen colocar todas las cosas en contexto, profundizando el silencio que siento cuando enfrento el rostro de mi Padre.
Cuando miraba sus enrojecidos ojos, humedecido por sentimientos que yo no soy capaz de dimensionar, no pude experimentar más que temor. ¿Qué ha sucedido en eso cuarenta y ocho años de trabajo?, ¿Qué situaciones han ocurrido?, ¿Ha sido feliz?, ¿Ha sufrido?, ¿Cuántas decepciones ha tenido que soportar?, Realmente frente a ese misterio me siento disminuido, ignorante, y me doy cuenta que desconozco una faceta de la existencia de mi padre, una vida que me ha sido invisible.
Solamente se me han enunciado vagos titulares de un puzzle que talvez nunca pueda solucionar.
Era un día de enero, el cuarto del año que recién comenzaba, hacia calor, la temperatura bordeaba los 30º centígrados. La puerta del comedor se abrió a eso de las 3:40 de la tarde, fue extraño porque mi Padre acostumbraba llegar a las 4:30 del trabajo.
Él se cruzó por delante de mi pieza sin mirarme, no saludó a mis hermanos que estaban frente al computador, ellos tampoco lo tomaron mucho en cuenta porque veían una película de animé. Cargaba consigo una bolsa de plástico que contenía un par de cotonas blancas y muchos papeles, dejándola sobre la mesa, yo me levanté de la cama con mi torso desnudo y sudoroso, gritando a toda boca -Papá por qué llegaste a esta hora-, él me miró con sus ojos enrojecidos ( siempre los acostumbraba a tener así, parece que era por causa de la hipertensión), pero ese día su rostro no lo acompañaba, tenía un gesto triste, él levantó su mano derecha, la cruzó hacia su hombro izquierdo y la deslizo paralelo a su torso, atravesándola por el medio de su cuello, señalando que estaba sentenciado, como si fuera a morir, y lo entendí todo.
-¿Papá te despidieron?.
Esquivando mis ojos, cerró los suyos y movió la cabeza en señal de afirmación, después se dio la vuelta y se dirigió a la pieza de mi madre. Ella como era de costumbre a esa hora de la tarde estaba viendo las teleseries. Lo miró y le preguntó – ¿Qué pasa Viejito?- él con un esfuerzo extraordinario y arrastrando con fuerza las palabras que no quería pronunciar, lo dijo – Me Echaron- y se largó a llorar, soltando su pecho henchido de emociones. Ella lo miró enternecida, lo abrazó con una fuerza ajena a la juventud y lo consoló diciendo – No importa viejito-, en ese momento yo también lo abrasé, pero no pude decir nada.
Al escuchar el llanto mis hermanos se acercaron y también lo abrazaron. Después de calmarse, comenzó a sacar sus papeles y utensilios que ocupaba en el trabajo, mientras contaba detalles de su desvinculación de la empresa, y como habían despedido a ciento cuarenta personas y que de su departamento había quedado reducido a la mitad, mi madre trataba de esgrimir argumentos, que redujera el desconsuelo de nuestro apenado sostén
-Esa Empresa nunca más volverá a ser lo que fue con los gringos, por eso es mejor que te hayan echado ahora antes que quebrara- dijo mi madre, quién también había trabajado ahí por más de 27 años.
- Si tienes razón –dijo mi padre- esta fabrica esta destinada a transformarse en una bodega, ya no se puede competir con los zapatos hechos en China.
-sipo, si esos hueones trabajan por un plato de arroz- dijo mi hermano Patricio.
Mi hermano José intruseaba la bolsa, revisando el contenido, leyendo distraídamente los papeles, las colillas de sueldo, jugando con el filo de una chaveta, estirando la cinta de medir, como si entre esos objetos fuera a encontrar un paquete de galletas que saciara su hambre, mientras que yo no podía dejar de pensar que mi padre trabajó 48 años de su vida en esa empresa de Zapatos.
Él comenzó a ganarse la vida a los 14 cuando entró de interno a la escuela de calzado que la fabrica tenia dedicada a capacitar a sus trabajadores, política iniciada mediado de los años cincuenta y que tan sólo duró una década.
Mi padre, trata de no demostrar su tristeza, pero es imposible, quiere dar la impresión que las cosas están en orden, que tiene todo planificado, que esta decisión de la empresa estaba entre sus cálculos, que es un proceso lógico, y que mañana estará mejor. Pero sus ojos lo delatan, lagrimean sin querer, esta imagen de mi progenitor no hace más que torturarme, me siento culpable, a pesar del orgullo que él siente por mí. Sin embargo, yo me siento como un vago, un inútil que no es capaz de encontrar trabajo en lo que estudió, que vive de peguitas ocasionales, que solo me alcanza para comprarme un polera, un pantalón y un par de cervezas los fines de semana. En marzo voy a cumplir dos años de cesantía, a pesar de aquello me sentía tranquilo, porque tenía un padre generoso que ahora esta cesante.
Aunque lo intenté con una avalancha de repentinos pensamientos optimistas una sensación bizarra me invadió el corazón, mezcla ácida de frustración y un respeto inconmensurable por él dolor ajeno. Situaciones como estas me hacen colocar todas las cosas en contexto, profundizando el silencio que siento cuando enfrento el rostro de mi Padre.
Cuando miraba sus enrojecidos ojos, humedecido por sentimientos que yo no soy capaz de dimensionar, no pude experimentar más que temor. ¿Qué ha sucedido en eso cuarenta y ocho años de trabajo?, ¿Qué situaciones han ocurrido?, ¿Ha sido feliz?, ¿Ha sufrido?, ¿Cuántas decepciones ha tenido que soportar?, Realmente frente a ese misterio me siento disminuido, ignorante, y me doy cuenta que desconozco una faceta de la existencia de mi padre, una vida que me ha sido invisible.
Solamente se me han enunciado vagos titulares de un puzzle que talvez nunca pueda solucionar.
miércoles, diciembre 06, 2006
Hétero Curioso

Después de tomar una taza de té y unas tostadas con mermelada frente al televisor del 29 pulgadas, un joven Padre apagó el reproductor de dvd y recogió un video en vivo de Depeche Mode de la bandeja de discos, lo acomodó en un estante y se volvió a sentar. Con voz severa llamó a su hijo para que se presentara en la sala de estar de la casa.
El atardecer ganaba espacio dejando en penumbras el living, pero el Padre permaneció sentado en su sillón sin inmutarse.
- Rubén ven por favor- volvió a repetir el padre, con una voz más descompuesta que la anterior.
El crujir de los escalones de madera delató la presencia presurosa del adolescente.
- Rubén prende la luz por favor- dijo el Padre.
El joven alzó su mano y apretó el interruptor, las penumbras de la sala desaparecieron y el rictus frío y distante del progenitor se presentó como una advertencia que era imposible ignorar.
- Rubén me han llamado del colegio por un asunto muy grave.
La cara del adolescente se desfiguró, su temor se podía sentir como un olor apestoso. Rubén bajó la mirada, sus ojos se cristalizaron al punto de derramar una lagrimar, tenía un nudo en la garganta, él quiso explicarle todo a su padre pero las palabras no salieron de su boca, nuevamente intentó hablar pero gimió guturalmente y su voz se estancó en un silencio.
- Hijo quiero que me expliques.
- Si Papá es que … a ver …
- No mejor déjame hablar- interrumpió el padre- tu profesor me citó y me contó que el inspector te pilló en una situación muy comprometedora con un compañero de curso, ¿es verdad?
- Si, pero, yo sólo…
- Sólo qué – gritó el Padre- por la chucha, así que besabas y el tocabas el trasero de tu compañero.
- Si Papá, déjame explicarte…
- Qué me vas a explicar, que tengo un hijo maricón.
- Papá no soy maricón- gritó Rubén entre sollozos.
- ¿Qué eres entonces hueón? explícame.
- Soy hetero curioso- argumentó nerviosamente Rubén.
- Qué es esa huea- dijo el desconcertado Padre.
- Papá… yo sólo quería saber que se sentía, nada más- dijo el hijo con voz temblorosa.
- Ahora entiendo muchas cosas. Mentiroso… por eso te disfrazaste de mujer en hallowen, me mentiste diciendo que solo era una broma, Maricón.
- Era una broma- contestó seguro el joven, tratando de parar sus lagrimas.
El silencio se apoderó de la sala, padre e hijo solo se miraban de reojo, ninguno se atrevía a observar los ojos del otro, no se aventuraban a iniciar nuevamente la conversación, sabían que podían decir cosas que los dañarían. Pero fue inevitable tenían que continuar, el Padre no podía guardar toda la rabia que poseía en su alma.
- Mira pendejo, no te quiero ver salir más con hombres, si vas a cruzar la puerta de esta casa va a ser con una mujer.
- Pero Papá no puedes hacerme eso- reclamó Rubén.
- Claro que puedo y ahora sólo te vas a dedicar a estudiar.
- Pero como me vas a hacer esto, no me puedes tener encerrado por toda la vida.
- Tú te lo buscaste, ahora ni pienses que te voy a dejar mi colección de vinilo de Morrisey, The Smith y David Bowie.
- Puta Papá tú me lo prometiste.
- Pero nunca pensé que tenías gustos desviados.
- Rubén anda a tu pieza y tráeme tus discos de Madonna y Kylie Minogue- ordenó su padre- Además se cancelan tus idas a la Blondie y a la Bale-duc.
- Puta la huea, que eres maricón- gritó enrabiado el adolescente- sin obedecer su orden.
- Y te vas a vestir como caballero, nada de ropa ajustada, ni negra- recriminó el padre en tono autoritario.
- Vestir como un nerd ni cagando viejo cartucho.
- A quién le vienes a faltar el respeto pendejo de mierda- gritó desafiante el adulto.
La mano del Padre salió bruscamente del costado derecho de su cuerpo, extendidos sus dedos a todo su ancho, con una velocidad inesperada se desplazó de abajo hacia arriba para dar en la mejilla del histérico y conmocionado adolescente, con un sonido seco y demoledor puso fin a la discusión. La mejilla quedó colorada por el impacto, Rubén estupefacto no supo como reaccionar, por algunos segundos se quedó inmóvil frente a su Padre, hasta que las lágrimas volvieron a sus ojos.
-Sube a tu pieza estás castigado - dijo su Padre- mientras Rubén subía a su habitación.
El atardecer ganaba espacio dejando en penumbras el living, pero el Padre permaneció sentado en su sillón sin inmutarse.
- Rubén ven por favor- volvió a repetir el padre, con una voz más descompuesta que la anterior.
El crujir de los escalones de madera delató la presencia presurosa del adolescente.
- Rubén prende la luz por favor- dijo el Padre.
El joven alzó su mano y apretó el interruptor, las penumbras de la sala desaparecieron y el rictus frío y distante del progenitor se presentó como una advertencia que era imposible ignorar.
- Rubén me han llamado del colegio por un asunto muy grave.
La cara del adolescente se desfiguró, su temor se podía sentir como un olor apestoso. Rubén bajó la mirada, sus ojos se cristalizaron al punto de derramar una lagrimar, tenía un nudo en la garganta, él quiso explicarle todo a su padre pero las palabras no salieron de su boca, nuevamente intentó hablar pero gimió guturalmente y su voz se estancó en un silencio.
- Hijo quiero que me expliques.
- Si Papá es que … a ver …
- No mejor déjame hablar- interrumpió el padre- tu profesor me citó y me contó que el inspector te pilló en una situación muy comprometedora con un compañero de curso, ¿es verdad?
- Si, pero, yo sólo…
- Sólo qué – gritó el Padre- por la chucha, así que besabas y el tocabas el trasero de tu compañero.
- Si Papá, déjame explicarte…
- Qué me vas a explicar, que tengo un hijo maricón.
- Papá no soy maricón- gritó Rubén entre sollozos.
- ¿Qué eres entonces hueón? explícame.
- Soy hetero curioso- argumentó nerviosamente Rubén.
- Qué es esa huea- dijo el desconcertado Padre.
- Papá… yo sólo quería saber que se sentía, nada más- dijo el hijo con voz temblorosa.
- Ahora entiendo muchas cosas. Mentiroso… por eso te disfrazaste de mujer en hallowen, me mentiste diciendo que solo era una broma, Maricón.
- Era una broma- contestó seguro el joven, tratando de parar sus lagrimas.
El silencio se apoderó de la sala, padre e hijo solo se miraban de reojo, ninguno se atrevía a observar los ojos del otro, no se aventuraban a iniciar nuevamente la conversación, sabían que podían decir cosas que los dañarían. Pero fue inevitable tenían que continuar, el Padre no podía guardar toda la rabia que poseía en su alma.
- Mira pendejo, no te quiero ver salir más con hombres, si vas a cruzar la puerta de esta casa va a ser con una mujer.
- Pero Papá no puedes hacerme eso- reclamó Rubén.
- Claro que puedo y ahora sólo te vas a dedicar a estudiar.
- Pero como me vas a hacer esto, no me puedes tener encerrado por toda la vida.
- Tú te lo buscaste, ahora ni pienses que te voy a dejar mi colección de vinilo de Morrisey, The Smith y David Bowie.
- Puta Papá tú me lo prometiste.
- Pero nunca pensé que tenías gustos desviados.
- Rubén anda a tu pieza y tráeme tus discos de Madonna y Kylie Minogue- ordenó su padre- Además se cancelan tus idas a la Blondie y a la Bale-duc.
- Puta la huea, que eres maricón- gritó enrabiado el adolescente- sin obedecer su orden.
- Y te vas a vestir como caballero, nada de ropa ajustada, ni negra- recriminó el padre en tono autoritario.
- Vestir como un nerd ni cagando viejo cartucho.
- A quién le vienes a faltar el respeto pendejo de mierda- gritó desafiante el adulto.
La mano del Padre salió bruscamente del costado derecho de su cuerpo, extendidos sus dedos a todo su ancho, con una velocidad inesperada se desplazó de abajo hacia arriba para dar en la mejilla del histérico y conmocionado adolescente, con un sonido seco y demoledor puso fin a la discusión. La mejilla quedó colorada por el impacto, Rubén estupefacto no supo como reaccionar, por algunos segundos se quedó inmóvil frente a su Padre, hasta que las lágrimas volvieron a sus ojos.
-Sube a tu pieza estás castigado - dijo su Padre- mientras Rubén subía a su habitación.
miércoles, octubre 18, 2006
Feliz día para Mì.
Soy Profesor
(dedicado a mi mismo)
___________________
Soy la sangre coagulada
Que se dispone a la hoguera
Soy el espectador falaz
De sus voces marginales
Soy la bisagra
Del callejón de su ignorancia.
Soy la culpa y la razón
De sus inexplicables miserias.
Soy el grito desesperado
Que retumba en sus oídos.
Soy la frustración
De sus esfuerzo mal paridos.
Soy la gloria y la excusa
De sus fiestas sabatinas.
Soy consejo y espejo
De su imagen descarriada.
Soy flor y soy rocío
De sus carencias afectivas.
Soy un simple cazador
De un sueño de justicia.
Soy un loco profesor
Que respira por la herida.
(dedicado a mi mismo)
___________________
Soy la sangre coagulada
Que se dispone a la hoguera
Soy el espectador falaz
De sus voces marginales
Soy la bisagra
Del callejón de su ignorancia.
Soy la culpa y la razón
De sus inexplicables miserias.
Soy el grito desesperado
Que retumba en sus oídos.
Soy la frustración
De sus esfuerzo mal paridos.
Soy la gloria y la excusa
De sus fiestas sabatinas.
Soy consejo y espejo
De su imagen descarriada.
Soy flor y soy rocío
De sus carencias afectivas.
Soy un simple cazador
De un sueño de justicia.
Soy un loco profesor
Que respira por la herida.
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